Red Velvet

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Aquel día era especial, una fecha significativa para la pequeña Amy Rose e igual de importante para el azabache Shadow The Hedgehog, aunque él simulase no tomarle importancia claro está. Se había cumplido un mes, desde que los dos aceptaron abiertamente el florecer de sus sentimientos y dieron inicio a una "Vida" juntos, aunque en un principio estuvieran renuentes a esto por el casi nulo tiempo que llevaban en su relación.

Para celebrar aquella ocasión, la eriza rosa propuso que juntos cocinaran un postre para ambos, así mataría dos pájaros de un tiro, pues quería de paso enseñarle a Shadow una parte de lo que abarca el mundo del arte culinario.

Tras dar un paseo por la tienda de abarrotes en búsqueda de ingredientes, nos podemos encontrar de regreso en la cocina a la pareja desempacando los víveres a utilizar.

Separando todo aquello que fueran a utilizar primero, Amy fue llevando de a pares las cosas a la mesada de la cocina. –Vamos a mezclar cada uno una parte, ¿Te parece? –Propuso la chica al erizo, quien simplemente asintió con su cabeza prestándole mucha atención. –Sólo ve haciendo lo que yo. Tengo dos batidoras, dale el mismo uso a la tuya. –Entregándole el implemento en manos, se dispuso a explicarle cada uno de los pasos a dar.

–Amy... ¿Te puedo hacer una pregunta? –Le cuestionó el azabache a lo que batía la leche con el colorante.

–Claro, adelante. –Contestó la señalada, sin despegar la vista de su mezcla con mantequilla y huevos.

–¿Por qué estamos haciendo un pastel teñido de rojo? –Preguntó con un tono divertido. Realmente sabía el porqué de esto, pero tenía bastantes ansias de molestar un poco a la chiquilla.

A causa de la inocente pregunta, las mejillas de la chica ruborizaron a tal punto de tomar el color de la mezcla que preparaba el erizo vetado. –Bueno... Es que, bueno... –La respuesta era muy simple, pero a pesar de ello la pobre si apenas pudo articular palabra a causa de la vergüenza. –Pues... ¡Agggh! No preguntes y continúa.

–Amy... Acabas de apagar tu batidora. –Musitó el chico llamándole la atención.

Ella finalmente decidió restarle importancia a la pregunta, para continuar de lleno con lo que hacía. –Cuando termines con tu mezcla, no olvides pasarme tu bol por favor.

–Niña, ¿Vas a ignorar lo que te pregunté? –Insistió el azabache al acercarle su tazón a la rosa.

Entregándole un par de boles limpios, la chiquilla le ordenó ahora mezclar la harina y demás. –No... No me digas niña, soy Amy.

–Tonta. –Dejando lo que ella le había dado sobre el mesón y apartándole de este de un tirón, la llevó contra su pecho. –Estás haciendo que comience a pensar, que toda mi impaciencia terminó por migrar hacia ti

–Lo siento, lo siento en serio, es que... –Él no le permitió responder. Le zafó el agarre y la puso nuevamente enfrente del mesón.

–Aparentemente, tus jugarretas y chistes malos migraron hasta mí... –Musitó el vetado, a lo que mezclaba pacientemente la harina con los demás polvillos. –Es un intercambio que no logro comprender del todo, pero... No me desagrada.

Amy continuó mezclando, a lo que prestaba atención al azabache con una de sus orejas encrespadas.

–Un pastel rojo que nos represente a los dos... Ja, vaya tontería. Es ridículo que... Me entusiasme la idea. –Finalizó entregándole la mezcla nueva a la pequeña.

Sonriendo para sí misma, vació las tres preparaciones en un tazón más grande y se dispuso a mezclar totalmente animada. 

FIN.

ShadAmy - After daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora