06

210 24 1
                                    


Aquí esta. Me ha costado mucho volver a dejarlo como estaba, ya que tus increíbles calificaciones en matemáticas se habían sumado todas a la hora de doblar esta cosa.  Cuando abrí mi casillero el lunes por la mañana, ahí estaba, cuando la desdoble y la leí sentí un hormigueo por todo el cuerpo y me volví estúpido. 

Tal vez me esperaste aquella primera mañana en la escuela, nunca te lo pregunté. Tal vez la escribiste en el último minuto después del segundo timbre y la deslizaste a través de las rendijas antes de salir corriendo hacia clase como hacen siempre los deportistas. Tú no sabías que voy a mi casillero hasta después de la primera clase. En realidad, nunca te aprendiste mi horario, YoonGi. Era raro que no supieras cómo encontrarme pero siempre me encontraras, porque nuestros caminos luchaban por separarse el uno al otro a lo largo de toda la ruidosa y aburrida jornada en la prepa: por las mañanas, yo pasaba el tiempo con NamJoon, y normalmente con Jungkook y Key, en los bancos del lado derecho del edificio, mientras tu lanzabas tiros de calentamiento en las canchas traseras, con tu mochila esperando junto a las demás y las patinetas y las camisetas sudadas en un aburrido montón; no teníamos ni una sola clase en común; tú comías temprano y encestabas los corazones de manzana en el basurero como si todo formara parte del mismo partido, y yo lo hacia tarde en el rincón del césped de los raros, rodeado de ñoños y hippies que discutían por encima de las ondas de radio con bandas sonoras encontradas, excepto en los días calurosos.

Para nosotros nunca ha habido encrucijadas, una bendición ahora que vivo con el temor de tropezarme contigo. Sólo nos hemos visto a propósito, después de la prepa y antes de tu entrenamiento, tras cambiarte rápidamente y ahuyentar a tus compañeros de equipo que estaban calentando, hasta que tenías que irte, un beso más, tenías que irte, uno más, bueno, ahora sí, de verdad, de verdad que tengo que irme.

Y esta nota fue una bomba que me dejo alterado, haciendo tic tac mi vida cotidiana, guardada en mi bolsillo todo el día y releída con frecuencia, en mi mochila toda la semana hasta que temí que se arrugara o alguien curioseara, en mi cajón entre dos libros aburridos para escapar del regaño de mi madre y luego en la caja y ahora de vuelta en tus manos. Una nota. ¿Quién escribe una nota como esta? ¿Quién eras tú para dejármela? Retumbaba en mi interior sin parar, provocando una explosión tras otra, con la emoción de tus palabras como nerviosos proyectiles en mi corriente sanguínea. No puedo tenerla cerca más tiempo. Voy a arrojártela como una granada tan pronto como la desdoble y la lea y llore una vez más. Y que te jodan. Incluso ahora.

 Incluso ahora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nunca Fuimos Nada | COMPLETA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora