James O'conner.Había estado toda la noche preparando la sorpresa para mí pequeña. Llamé a mi amigo Max para que me ayudara con algunos detalles que no estaba al tanto como para hacerlo yo solo. La idea era invitarla a cenar en un bonito restaurante a la orilla del mar y luego dar un paseo o pasar la noche en el yate que tenía ahí.
Pero eso no era todo. No no.
Quería pedirle algo más.
Que sea mi novia.
Diablos. ¿En qué momento paso todo esto? Sea lo que sea, no lo quiero detener. Me gusta como las cosas van tomando si rumbo.
Me gusta verla sonreír.
Y ahora la tengo a mi lado, dormida abrazada a mi pecho como si temiera que fuera a irme en cualquier momento. Cosa que no iba a hacer.
Se que en algún momento que estuvimos como amigos, lastimé a Lucía comparandola con Natalie. Cosa que nada que ver. Las dos son muy diferentes, ahora lo puedo comprobar.
Natalie era egoísta, si ella estaba enojada con alguien se lo hacía saber a todo el mundo para que le pasará lo mismo. Si ella no estaba feliz con algo, nadie lo tenía que estar. La ame con todas mis fuerzas, pero a ella simplemente no le importo. Nunca estaba conforme con lo que hacia incluso nunca respetó mi trabajo. Me reprochaba siempre que tendría que haber estudiado otras carreras además de Administración de empresas. No necesitaba el dinero, tenía demasiado como para mis hijos y mis nietos también. Pero quería valerme por mí mismo, el manejo de empresas de mi padre no fue nada fácil para mi, no desde que el enfermó. Tuve que ocuparme de todo de un día para otro, iba a la universidad y trabajaba, viajaba mucho, cerrar negocios y esas cosas son las que dejaba fuera a Natalie.Pensar en ella solo me provoca un nudo en el estómago, se que ya no es tanto el amor que tenía hacia ella, pero ese poco que queda, todavía tiene la esperanza de que algún día cambien las cosas.
Viendo hacia dónde van mis pensamientos, dejo que el sueño me lleve con el.
___________________________________________________________________
— ¿Ya llegamos James? - Pregunta por quinta vez.
— Solo nos queda doblar aquí, y llegamos preciosa. — No puedo dejar de observarla, está preciosa con ese vestido corto y suelto. Su cabello al aire y una pequeña pintura labial en su boca, cosa que me dan ganas de quitsrsela con un buen beso.
— ¡CUIDADO, JAMES! — freno con el tiempo que me da y no alcanzo a chocar por suerte... Mierda, mirar más tiempo de lo normal a Lucía me estaba por provocar un accidente.
— ¿Estas bien? Lamento lo que pasó, yo..yo no lo vi. Estaba distraído, lo siento.
— Estoy bien, pero tengo cuidado la próxima vez. Sigamos por favor.
Retome otra vez el camino pero en absoluto silencio y en cinco minutos ya estamos allí. El lugar es increíble, la vista del mar era espectacular y el restaurante era deslumbrante. Con un camino que te dirigía allí pero luces en los costados para que se pudiera observar todo.
Di mi nombre en la recepción para que pudiéramos pasar tranquilos y nos llevaron a una mesa reservada. Elegimos las comidas y el vino. Mientras tanto hablábamos de cosas diferentes.
- ¿Piensas irte de vacaciones algún lado?
- No lo creo James, me saque estas dos semanas porque las necesitaba. Aunque todo me resultó lo contrario, por lo menos pude disfrutar dormir un poco más. Y tú?
- Aun no. Pienso irme para las vacaciones de Julio a alguna parte.
- Wow. ¿El gran James se piensa ir al Caribe otra vez?
- No lo sé, capaz.
Seguimos comiendo y charlando sobre nuestros gustos. La verdad es que me sentía muy cómodo con ella, nada que ver con cierta persona. Este tipo de aire era fresco, nuevo.
Renovador.
Era bueno saber que poco a poco ya no sentía esa carga en mi espalda. Por un momento me sentí como ese chico de dieciséis años que solamente iba de fiestas y amigos. Nada de que preocuparse.
No se si fue el destino o la casualidad que hizo que me cruzarse con Lucía. Realmente no me interesaría saber en estos momentos. Me provoca una tremenda alegría verla sonreír todo el tiempo y me enamora más cuando despierta conmigo por las mañanas. Amo ver ese brillo en los ojos que hace mucho que no veía. Ese brillo de esperanza. De amor.
Pero como soy yo y los fantasmas del pasado me van a perseguir siempre, en cuanto levanto la cabeza para ver quién levanta la mano unas mesas más atrás que está de espaldas de Lucía me quedo congelado en mi lugar.
Maldita sea, esto no puede ser cierto.
Ella no puede estar aquí. No hoy.
Siento como se instala la culpa en mi cuerpo y empiezo a dudar respecto a todo lo que tenía planeado, incluso, todo lo vivido este tiempo junto con mí pequeña. Olvidé completamente esto, soy un tremendo idiota. No pude haber olvidado que esté era el Restaurante favorito de Natalie. Por lo que ella está aquí observando fijamente a Lucía con odio, a dos mesas atrás de nosotros.
Joder.

ESTÁS LEYENDO
Sin ti
Fiksi Remaja- No puedes pretender que voy a estar detrás de ti todo el tiempo James. Me cansé de ser tu segunda opción. No puedo estar con alguien que me compara todo el maldito tiempo con una ex la cual resultó ser una perra contigo. Y ahora resulta que te pid...