Camino

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No puede ser. Mi madre a muerto. Y yo aquí. Al lado de un chico que conocí ayer y al que ahora había dejado mi vida en sus manos. Y mi padre que pasa con él?

-Que pasará con mi padre?- pregunté preocupada.

-Tranquila, le borramos la memoria y ahora es feliz. Vive con una nueva familia que cree que tiene desde hace unos años. La mujer es buena, era madre soltera de un niño de siete años y tu madre la escogió para que fuese su nueva familia.

-No recuerda quien soy? Y a mi madre? La recuerda?- pregunte seria.

- No. No os recuerda a ninguno. No sabe de su anterior vida. Sely, es mejor as...í creeme.- dijo mientras me dedica una mirada tierna y acaricia mi mano izquierda.

-A donde vamos?- pregunté a Kian que volvió a poner ambas manos en el volante.

-Vamos a la nueva base del aquelarre de las Atheneas y los guardianes... Está en una ciudad algo lejana. Estaremos todo el día y toda la noche de camino.

-Kian.

-Dime.- me miró por un momento y devolvió la vista a la carretera.

-Necesito saber mas sobre esto. Mi madre ha muerto por ello, y yo ni siquiera se de que va nada...

-Que quieres saber?- pregunto muy serio.

-Que son los Stratski?

-Son seres del infierno, que ascendieron a la tierra para traer el mal, la corrupción, la muerte, la traición... Toman apariencia humana para pasar desapercibido. Incluso tu mejor aliado podría se uno. No puedes fiarte de ningún humano.

-Y si tienen apariencia humana, como los distinguiré?

-Solo tendrás que mirarlos a los ojos. Cuando una Athenea o un guardián mira atentamente a los ojos de un Stratski disfrazado, puede contemplar como aparece su autentica forma. Solo nosotros tenemos esa capacidad.

-Ah! Ya entiendo.- Afirmé con la cabeza.

- Pero deberás tener cuidado con los esbirros, son parte de los Stratski pero estos si que son humanos. Forman parte de un linaje que hizo un pacto con el diablo para ayudarle a apoderarse de las almas de los humanos, siempre y cuando las suyas se salvaran y viviesen hasta el fin de los tiempo. Son humanos aunque inmortales.

- Y como puedo saber que son esbirros?

-Todos llevan un tatuaje en el cuello, es un tribal que si lo observas con detención verás que se vuelve tan rojo como la sangre.-asentí haciéndole saber que lo entendía.

Me acomodé en mi asiento, sabía que el viaje iba a ser muy largo. Poco a poco mis parpados comenzaron a pesar y me introduje en un profundo sueño.

Me fui despertando poco a poco cuando fui notando que tenía un hambre atroz.

-Tranquila, en una hora llegamos a un bar de carretera donde podremos comer algo.- dijo como contestando a mis pensamientos, mientras sonreía.

-Ahora me lees el pensamiento o que?- dije alzando una ceja.

-Pues no... Pero tu barriga lleva un buen rato dando guerra, sonaba mas fuerte que la música de la radio.- rió y me ruboricé.

-Eh... Los siento. Es que no como desde ayer...

-Lo se. En la guantera hay un paquete de patatas... Eso servirá hasta que lleguemos.

Abrí la guantera y vi un paquete de patatas de queso. Mmm... Mis favoritas, sobre todo ahora que me moría de hambre. Lo saqué. Y debajo vi una cadena con una gran cruz que parecía de un material plateado con decoraciones azules. La cogí.

-Eres religioso?-pregunté mostrándole la cadena a Kian.

-Ten cuidado con eso. Es un arma.

-Un arma... Claro. Atrás Stratski!! Mi cruz me protegerá!! - levanté la cruz de un modo dramático, a lo que Kian se rió.

-Pareces tonta. Espera, rectifico... Eres tonta.

-Mira guapo, no se que problema tienes conmigo pero mejor te guardas tus tonterías para otra que te ría las gracias...- me crucé de brazos enfadada.

-Así que te parezco guapo...- sonrío de medio lado y me ruboricé.

-Que? NO? Es una manera de hablar... Oish me sacas de quicio...- dije poniendo los ojos en blanco.

-Solo las Atheneas y los guardianes podemos activar nuestras armas. Debes concentrarte en ello... Te ayudan a derrotar a tus enemigos cuando tus poderes no sean suficientes. Claro que los guardianes solo podemos servimos de estas armas ya que no tenemos poder- se explicó.

-Ajá... Y como hago para activarla.

En ese momento, disminuyó la velocidad y entró en un pequeño camino que nos llevó a un terraplén de arena desierto y alejado de todo.

-Que haces?

-Vamos a improvisar tu primera clase con las armas, la comida puede esperar un rato mas.

Paró el coche y bajamos.

-Bien, lo primero es que asegures tu postura. Necesitas estar a la defensiva en todo momento.-levanté una ceja sarcásticamente- no en cuanto a ataque verbales como sueles hacer...-suspiro.

Ahora que lo miraba bien, iba vestido con unos jeans, una camiseta negra ajustada, marcando sus músculos y una botas militares negras... Era simplemente espectacular.

-Sely... Me estas escuchando?-preguntó sonriendo.

-Eh? Si... Perdona.- dije poniéndome del color de la amapola.

-Si quieres puedes sacarme una foto...

-Mas quisieras!- dije poniéndome aun mas roja si eso era posible.

-Te gusta lo que ves?

- No! Ahora callate y sigue con la clase,- le ordené intentando sacar esos pensamiento de mi cabeza.

- Primero, reafirma tu espalda. Mantenla recta en todo momento. Separa un poco las piernas para tener mayor equilibrio.

-Así?-pregunté haciendo lo que me decía.

- Sí, así esta bien.-dijo sonriendo un poco.

-De que te ríes?-pregunte frunciendo el ceño.

-De nada... Ahora coge el crucifijo y sujétalo con tu mano abierta hacia arriba.

Hice lo que me dijo.

-Bien, ahora cierra los ojos e intenta traspasar tu poder a tu mano donde esta el crucifijo.- lo escuché acercarse a mí lentamente mientras pensaba en lo que me estaba diciendo.- No lo pienses... Siéntelo.

Me concentré en lo que tenía que hacer... Sentí como,algo en mi interior se traspasaba y se concentraba en mi mano. Abrí los ojos decidida y sentí como el crucifijo se agrandaba rápidamente y se convertía en un gran látigo.

-Si!! Lo conseguí!!- dije saltando de alegría y abracé a Kian.

Éste me devolvió el abrazo riendo. Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo intenté separarme pero Kian me tenia agarrada por la cintura y me miraba sonriendo directamente a los ojos... Nuestros rostros estaban peligrosamente cerca...

Cuidado con tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora