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 Tenía un mal presentimiento, estaba tan nerviosa que pensaba que el corazón se me iba a salir del pecho, realmente tenía miedo de que incluso él pueda llegar a oírlo latir.

 Debido a mi mal presentimiento y mi nerviosismo retrocedí, pero al hacerlo él se acercaba cada vez que lo hacía en completo silencio. Retrocedí tanto que llegué a notar la pared fría en mi espalda, no podía retroceder más. Él con una mirada fija en la mía puso las manos en la pared, cada una a un lado de mis hombros, haciéndome saber que no iba a escapar tan fácilmente.

-¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me...gusta que me llames "señor"? Normalmente no me gusta esa palabra, pero si sale de tu boca cobra un significado diferente... no sé cómo explicarlo.

-¿Q-qué? -no comprendía nada aquella situación.

 Pude notar una sonrisa medio torcida formarse en sus gruesos labios. Sus ojos estaban un poco más cerrados de lo normal, podía notar confianza en su lenguaje corporal... conozco muy bien ésa mirada y no quiero pensar que estoy en lo cierto. Ésa mirada ya la había visto antes....

-Escucha... tengo un trato para ti. -se acercó a mi oreja, cosa que me provocó escalofríos. -Yo me presento a esas audiciones inútiles y tú... vendrás a mi despacho siempre que quiera.

-¿Para qué...? -tenía la impresión de que sabía la respuesta pero realmente me parecía una locura lo que pasaba por mi cabeza. 

-Para jugar... -cada vez que hablaba notaba su aliento cálido chocarse con mi cuello.

-Bueno...se me da bien el ajedrez... -quitó su rostro de mi oído y fijó su mirada en la mía, tenía la sensación de que se quería reír.

-Me sorprende lo inocente que puedes llegar a ser.

-B-bueno yo... - él me interrumpió ya que volvió a mi oreja.

-Quiero jugar...con tu cuerpo. -susurró, acto seguido me llevó las dos manos por encima de mi cabeza y las estaba sujetando con una sola mano. -¿Aceptas?

 ¿Qué estaba pasando? ¿Esto es real? ¿Estoy soñando? Eso es, seguro es un sueño, suelo tener éstos sueños. ¿Eróticos? No, sueños que parecen ser las misma realidad y en la que podría tomar mis propias decisiones. Voy a aprovechar este sueño. Una sonrisa se dibujó en mi cara.

-Acepto, señor.

 Pude notar su otra mano bajar por toda mi espalda y que se paró en mi trasero, él lo agarró con fuerza e hizo que mi cuerpo se acercara más al suyo. Comenzó a besarme el cuello lentamente, e iba dejando pequeños mordiscos que provocaban unos pequeños gemidos de mi parte. Nuestros cuerpos estaban tan pegados que llegaba a notar su miembro... que poco a poco se estaba endureciendo.

 Se alejó de mi cuello para mirarme fijamente, supongo que quería saber que me encontraba bien. Su mirada esta vez se fijaba en mis labios, y mordía y relamía los suyos. Tragué saliva cuando él lo hizo, pues lo notaba más atractivo que nunca en ese momento.

 Él se acercó, muy poco a poco a mi rostro, al estar cerca de mis labios dudó durante un momento y no comprendía la razón. Esa poca distancia entre  nosotros me ponía nerviosa, quería probar sus labios y aquella distancia lo impedía. 

 Así que me armé de valor y corté la poca distancia que había entre nosotros con un beso, el cual él me correspondió rápidamente.  Al poco rato pude notar que su lengua ansiaba conocer la mía, así que no la hice esperar y la dejé pasar. Aquello era como una guerra, de vez en cuando notaba su lengua hacer círculos en mis labios, relamiéndolos una y otra vez. Eso hizo que gimiera un poco más alto. Sabía lo que hacía, lo que llevó a pensar que tiene bastante experiencia.

Mi nuevo profesor [JiMin & tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora