Sin salida

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Con un gemido, el falso rubio despertó de su profundo sueño sin sueños.

Al abrir los ojos una luz cegadora le obligó a cerrarlos de nuevo, dolor estallando en sus pupilas y cabeza. 

Tras unos minutos de entrecerrar los ojos, consiguió acostumbrarse a la fuerte luz y, al fin, pudo ver sus alrededores.

Lo primero que notó fue que estaba tumbado en el suelo, mirando al techo blanco que se alzaba sobre él.

Al girar la cabeza hacia la izquierda, vio una pared tan blanca como el techo de antes. 

En la pared frente a él, también blanca, pudo ver una puerta.

Genial, ahora podré largarme de este condenado lugar, pensó tranquilo mientras se levantaba con esfuerzo. Su cuerpo se sentía pesado y su mente nebulosa.

Sin la mínima intención de seguir observando la habitación, se dirigió hacia la salida. 

Pero al llegar a ella y girar el pomo comprobó que, como sospechaba, estaba cerrada.

No era como que eso iba a detener al hombre más fuerte de Ikebukuro, así que con fuerza y rapidez dirigió su puño hacia la puerta, la intención de abrirla a la fuerza bruta y salir de allí cuanto antes.

Para su sorpresa, la puerta no se movió. 

-¿Que...?-murmuró confundido.

No fue sino al quinto intento que entendió que no conseguiría romperla, ni siquiera abollarla o hacerla crujir. 

Eso solo le puso más furioso, pero antes de que pudiera comenzar a pegar patadas y puñetazos al azar a todas las paredes en un ataque de furia, una voz que parecía provenir de detrás suya habló:

-No se esfuerce, señor Heiwajima, esa puerta, las paredes, el techo, el suelo, todo está hecho con una aleación especial que han desarrollado nuestros laboratorios. Última tecnología. Un material que, si fusionado con cualquier otro, le proporciona a ese otro material la capacidad de una perfecta acción-reacción de cualquier fuerza que actúe sobre ella. Por lo que la fuerza resultante siempre será 0, la golpees con la fuerza que la golpees. De este modo, se podría decir que podemos convertir cualquier material en indestructible. Inclusive el cristal. ¡Y no altera las propiedades de ese material original! ¿No es perfecto?

Al girar la cabeza, Shizuo pudo observar el origen de la molesta voz femenina: un pequeño altavoz que colgaba en la esquina opuesta a la puerta. 

-No entiendo nada de lo que me estás hablando, pero me estás empezando a cabrear. ¿Quién eres y qué quieres conmigo?

-No se preocupe, señor Heiwajama, encantada le explicaré el porqué de su presencia. En cuanto a mi identidad, le ruego me disculpe pero no puedo desvelar esa información.  ¿Sigue queriendo saber por qué está aquí?

-Sí, y se directa, no quiero perder el tiempo más de lo necesario en este molesto lugar. Y deja de llamarme señor, me pone de los nervios.-gruñó el hombre. 

-Muy bien, señor Heiwajama, entonces procederé a contarle el cometido de este experimento.

El nombrado chasqueó la lengua al comprobar que había ignorado lo que le había dicho respecto a su nombre, pero prestó atención a las palabras de la mujer. Ella había dicho...¿experimento? Algo no estaba nada bien en todo esto, fue el presentimiento del guardaespaldas. 

 -En esta investigación hemos dedicado mucho tiempo y dinero para entender el funcionamiento de nuestro cuerpo y mente. Uno de nuestros objetivos es conseguir 'despertar' el campo del cerebro que se haya dormido y que determina nuestro nivel de inteligencia, no con el propósito de lograr unos poderes que la ciencia ficcion afirma posibles sino para poder alcanzar una inteligencia que pocas personas han conseguido alcanzar gracias a influencias genéticas o el azar. Los genios, los superdotados, nuestro objetivo es que ese nivel no dependa del nacimiento, que pueda ser accesible a alguien con la inteligencia menos desarrollada. 

Al otro lado de los barrotesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora