POV (adivinen quien...siii, Shizuo de nuevo) Shizuo
Las luces se apagaron, ahora solo quedaba esperar. Y como odiaba esperar, pero era necesario. Ya no podía ver a la pulga, esa maldita bruja debía haber vuelto a cambiar lo que sea que cambiara en el cristal que no era un cristal...agggg, bueno, el caso era que el cristal ya no era un p*to cristal y ya no se podía ver nada a través. ¿VALE? Uf, necesito un cigarrillo.
Nunca me había sentido tan enfadado (mentira). Quería coger todo lo que había en la sala y lanzarlo a la primera persona que viera, aunque fuera ese maldito piojo (verdad). Pero ya lo había intentado y esa estúpida física de mierda no me dejaba si quiera mover un palmo de absolutamente nada. Vamos, vamos, vamos, que se enciendan las luces para poder salir de aquí, fumar y darle una paliza a alguien...ah, sí, y salvar a la pulga.
Respiré hondo. Calculé que aún debían quedar varias horas antes de que se cumpliera mi deseo. No pensé en como salir de allí, ya improvisaría. En cambio, volví a recordar mi secuestro. Dardos, pu*os dardos tranquilizantes. Ni que fuera un animal salvaje...vale, sí, puede que NO, no, no, no, yo no tengo la culpa, solo quería vivir tranquilo, pero ellos vienen buscando pelea y me obligan a luchar aunque yo odio la violencia, malditooos.
Creo que seguí divagando durante un buen rato, cada vez poniéndome más furioso, y en cuanto me di cuenta la luz volvía a la habitación y yo me acercaba a la puerta lentamente, temblando de rabia y con los dientes apretados. Estaba furioso, ¿y cómo no estarlo? Llegué a mi destino y me dispuse a abrir mi única salida, aunque fuera a la fuerza. No se movió. Pero ese truco no iba a detenerme, nononononononononono, esta vez no. Estaba harto. Así que seguí forzando la manija de la puerta, intentando moverla con todas mis fuerzas. Ni siquiera tembló. Empecé a gritar de furia, sin rendirme. Supongo que si me hubiera visto y estuviera en sus cabales, Izaya hubiera ofrecido algún comentario impertinente como: la gente más tonta es la más cabezota. ...Bueno, seguramente lo habría dicho de alguna otra forma más inteligente pero bueno.
Pensar en la pulga solo me enfadó más y el saber, encima, que tenía que salvarlo todavía me cabreó mas aún. Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio. Y así de repente, la puerta salió disparada hacia la pared del pasillo, yo detrás. No sabía cómo ni porqué, pero no me importaba una mierda. Estaba fuera y alguien iba a pagar.
Con paso seguro, fuertes pisadas y echando humo le pegué un puñetazo al único guardia que, medio dormido y aterrorizado, cayó facilmente. Luego me dirigí hacia la puerta que vigilaba. Esta vez no tenía porqué romperla (se suponía que se abría fácil por fuera) pero lo hice igual.
Dentro, un Izaya ido no me devolvió la mirada desde su posición en el suelo. Ni siquiera se había inmutado aunque podía ver los restos arrugados del rectángulo metálico que había destruido a su lado. Sí, debió haber hecho mucho ruido pero parece que le da igual. ¡Muy bien!
Aún enfadado, me acerqué a él y lo tomé del brazo con dureza. Solo entonces me miró y, como si fuera la cosa más asombrosa del mundo, sonrió con alegría y dijo mi nombre. Si no fuera por eso último habría pensado que se estaba equivocando de persona. Quiero decir, era imposible que esa pulga se alegrara de verme ¿no? Aggggg maldito, deja de confundirmeee.
-Deja de ser un peso muerto y muévete. Nos vamos.
Él sonrió aún más si es posible y se colgó de mi brazo. Hice una mueca y estuve a punto de pegarle pero me contuve...dificilmente. Si se moría ahora tendría que cargar su culo muerto hasta la salida.
Luego, cuando todo se calmara, se me ocurriría que podría haberlo dejado allí simplemente. Sin embargo en ese momento esa idea no se me pasó por la cabeza...que raro.
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Al otro lado de los barrotes
FanfictionHace casi dos meses que la pulga no se muestra por Ikebukuro. La paz parece poder alcanzarse al fin, pero Shizuo no cree lo mismo. Todo cambia cuando él también desaparece. ¿Dónde están nuestros protagonistas favoritos? ¿Conseguirán salir co...