Cowboy. Capitulo 7.

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Capitulo 7:

Bronco bajo a la cocina a las 18:00 horas luego de subir a darse un baño con el agua caliente que le subí para que no se bañe con agua fría en la bañera. En el baño mientras él estaba cubierto solamente con una toalla blanca en la cintura le pedí no rasurase la barba incipiente. Me brindo una sonrisa y una mirada traviesa adivinando el motivo detrás de aquello.

Le pedí no afeitarse porque deseo sentir el roce de su barba incipiente en mi piel cuando estemos. He bueno, en eso. El me dijo que cenaría temprano, algo ligero, pero aún así le preparé una cazuela de ave bien contundente pensando en la energía que había perdido en la faena en los corrales con el ganado. Su labor fue una de las más arduas. Se requiere de mucha fuerza para lacear a los bovinos.

Deseo que recupere su energía y su fuerza para lo que tengo pensado esta noche en nuestra cama. Sé que debería tomarlo con calma, ya que debe estar agotado debido al trabajo, pero aún así deseo estar aunque sea un rato entre sus brazos como a medio día. 

De solo pensar en ello me pongo frenética, avergonzada y risueña.

Esta nueva agitación y emoción es nueva para mi. Estoy en verdad enamorada.

Amo a Bronco, lo deseo fieramente.

Añoro su toque, su calor y su aroma. No me canso de mirarlo, no me canso de su presencia y creo que nunca lo haré.

Esto que siento por él no se parece a nada de lo que sentí por Allen. Me siento tan contenta, ligera como una pluma. Soñadora.

Luego de despedirse de Bronco salió la cuadrilla completa de vaqueros, incluido mi papá bien acicalados rumbo al pueblo. Mi papá se vistió con un traje de tres piezas y corbata, mas su sombrero de hongo negro.

Los demás cowboys solo se preocuparon de estar limpios, luciendo ropa de vaquero sencilla, y limpia para ir al burdel a beber y encamarse con las fulanas con el dinero que les dio mi marido. Estos hombres. Por malgastar todo su dinero de esa manera es que no tienen nada mas que su caballo y su revolver en la cintura.

Pocos cowboys piensan que no siempre serán jóvenes y fuertes como si lo tiene en cuenta Bronco.

La mente inteligente y ambiciosa de mi marido me atrajo en cuanto lo escuche hablar de si mismo en nuestra entrevista matrimonial hace un mes.

El plato recién servido con la cazuela de ave esta humeando caliente cuando Bronco toma asiento junto a la mesa.

Viendo el contenido del plato sonríe, casi se ríe por que es listo, sabe que significado tiene.

Me mira sonriente mientras me siento frente a él para acompañarlo a cenar. Rehúyo su mirada por que las mejillas se me incendian, así como todo el cuerpo. Le sirvo en silencio whisky en el vaso y espero a que beba. 

El me comenta.

—Mmmm esta muy bueno este licor. Me estas provocando de mil formas en este momento mujer. 

No me creo que no sepas lo que le estas haciendo a mi libido a pesar de que hasta solo hoy eras inocente.

Mala, mala idea Bambi.

El alcohol hace que me dure la erección cuando tengo sexo y la cazuela para recuperar las energías no era necesaria, por lo menos con respecto a mi.

Mi energía sexual es más intensa que hace 15 años.

Además tú haces que se me caliente la sangre de un modo más fiero que a mis 20 años cuando tenia a mi disposición a una mujer para apagar mi lujuria.

Tú eres más seductora que cualquiera de esas mujeres que tuve.

Eres una mezcla adorable de inocencia y pasión. Eres hermosa, muy hermosa.

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