Capítulo 2

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Aguantar todo el día el humor de Levi fue un completo infierno, ¿Quién diría que no le gustaba el café? Ahora entendía porque rechazó los cupones de relleno gratis de la cafetería donde trabaja Mikasa en la navidad pasada. ¡Y él que creyó que los Ackerman podían olfatear la esencia de otro en cualquier objeto! Vaya, que pendejada.

- "Controla a tu bestia, Eren"- la voz de Levi aún se escuchaba dentro de su cabeza. –"¿Mikasa ya pisó la caca de algún perro en esta semana?" "La próxima vez, asegúrate que se lave la boca. Es asqueroso oler su aliento."

-Controla tu bestia ña ña ña ¡Popo de perro! Ña ña ña- Eren hizo múltiples muecas tratando de imitar a Levi mientras entraba al edificio donde se ubica su departamento. Todo aquel que pasaba por ahí lo miraban extrañamente y algunos soltaban una que otra risita. Bueno... hubo alguien que le tomó video y lo subió a Facebook. Actualmente ya cuenta con quince "like", tres "me encanta" y veinticuatro "me divierte". Próximamente, el nuevo meme del mes.

Mientras tanto y sin saber de su fama, Eren se acercó al elevador que tenía enfrente y presionó el botón con el numero "8" y entró en el cubículo. Soltó un suspiró, que día. Ahora estaba pensando más de dos veces si invitar a su jefe o no. ¿Qué tal si en plena ceremonia Mikasa le avienta al otro la copa de oro del sacerdote? O peor aún... ¿Y si la corren a ella junto con Levi y a final de cuentas no se casan?

-Mamá me mataría- susurró molesto.

Una vez en su piso, salió deprisa del elevador y se dirigió a su departamento mientras buscaba las llaves en uno de los bolsillos del pantalón. Muy bien: entraría, encendería el televisor y se prepararía una taza de café...

- "¡OYE, EREN"! - escuchó nuevamente en su cabeza la voz de Levi.

De acuerdo, tomaría una cerveza muy fría. Al demonio el café. Apenas abrió la puerta y se le cayeron las llaves. Al tomarlas se llevó el susto de su vida, enfrente de su mano estaban dos pies descalzos. ¡Por dios, el segundo dedo de ambos pies es más largo que el primero!

- ¡PERO POR UN DEMONIO...! - gritó sorprendido ante ello con el tono de voz más grave que pudo.

- ¡Eren! - escuchó al titán que le pertenecían esos pies.

Eren sin aun enderezarse, miró hacia arriba y encontró a Mikasa mirándolo neutralmente.

-Ah, eres tu Mikasa- respondió natural, recogió sus llaves, cerró la puerta y pasó a un lado de ella. Esperen un segundo, se detuvo y miro hacia atrás. - ¡Mikasa! - la llamó asustado.

-Dime, Eren- preguntó mientras volteaba a verlo.

- ¡¿Cómo entraste?!- preguntó asustado.

-No deberías dejar la copia de tu llave debajo del tapete- respondió mientras se dirigía a la cocina.

Eren abrió sus ojos lo más que pudo y después corrió tras de ella.

- ¡Pero si yo no tengo tapete!

- ¿Quieres una taza de café? - preguntó ella cambiándole de tema mientras buscaba los ingredientes en un gabinete.

Al solo escuchar la palabra "café" su mundo se vino abajo y el rostro de su jefe apareció en su cabeza.

- ¡NO! - gritó en pánico y en cuanto Mikasa lo volteó a ver preocupada, corrigió. –Quiero decir... hoy no, gracias.

Miró como ella se preparaba una taza y se sorprendió al ver que ya no llevaba con ella el anillo de caramelo. Tal vez se lo había comido o lo guardó, quien sabe. No tenía ganas de preguntarle.

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Una hora después de la extraña "bienvenida" Eren y Mikasa se sentaron sobre el único sillón que tenía disponible el chico para leer juntos el sobre que le había brindado Levi en la mañana. Según le comentó su jefe, era algo que realmente le gustaría saber.

La boda de mi peor enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora