Capítulo 4

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Sin duda alguna desde que se convirtió en la supuesta prometida de Levi Ackerman su vida ha dado un radical giro y de pasar a ser la chica más feliz del mundo cruel pasó a ser la persona más desafortunada que puede existir.

Su mala suerte comenzó precisamente desde ayer por la noche: poco después de que Levi se fuera del aeropuerto comenzó a caer una ligera llovizna que Mikasa se vio obligada a ignorar cuando esperaba algún taxi disponible (maldito clima, siempre tan impredecible); cuando llegó a su hogar se percató que no cerró la puerta con llave y todo este tiempo estuvo abierta a cualquier ladrón pero afortunadamente nadie aprovechó la situación, el clima provocó que comenzaran los síntomas del resfriado por lo que tuvo que tomar un baño caliente (cuando ella misma planeaba no asearse solamente para molestar al jefe de su novio al día siguiente) y por último, no durmió muy bien al solo imaginarse ella sola dentro del auto de ese enano fastidioso ¿Y si la ponía a limpiar los asientos después de sentarse? ¿Y si en realidad planeaba secuestrarla para después beber su sangre? No, no quería morir. Maldita virginidad, ese hombre seguro ya sospecha que ella aun es pura.

Después de pensar en demasiadas preguntas similares y estúpidas el tiempo pasó demasiado rápido. Haciendo cuentas, Mikasa solo tuvo dos horas de sueño y lo único que recuerda antes de caer rendida fue haber cerrado fuertemente sus ojos al escuchar la voz de Levi dentro de su cabeza diciéndole: "¿Te gusta lo que ves, bestia? Veamos si eres tan buena...". Solo recuerda eso, esa simple frase para nada erótica. Curioso y extraño a la vez. Nadie debe saber esto, nadie.

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Y ahora ahí estaba ella recargada en el mostrador mientras miraba la entrada del café donde trabaja y luchaba por no hacer tan obvia su falta de sueño. Fue un alivio que la dejaran retirarse temprano por motivos de su cita con Hanji, pero al recordar que Levi pasaría por ella hacia que el mal humor se incrementara. Miró de reojo su celular y al ver que le indicaba que eran las 11:32 a.m. deseó haber cancelado la cita de hoy e irse a su casa a dormir.

Conoce a la clientela del lugar, sabe que a esas horas no llegará nadie más y si llegase a venir un cliente... ya sabrá que hacer. Apoyó sus codos en el mostrados, su cabeza en sus manos y cerró los ojos.

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-Cuando mencionaste que tenías que retirarte temprano, pensé que lo harías- llegó Mina asustándola en el proceso para después imitarla.

Mikasa la volteó a ver indiferente y después negó con la cabeza.

-Estoy esperando a alguien- le explicó secamente.

Mina la miró confundida y después inclinó un poco su cabeza.

-Pensé que Eren se había ido ayer- comentó de forma inocente.

-No estoy hablando de Eren- le aclaró rápidamente.

- ¿Armin? - continuó la inocente.

-Él se fue con Eren.

- ¡Mikasa! ¡No me digas que al fin aceptaste salir con Jean! - se quejó Mina haciendo que la otra la mirara irritada. - ¡Todos aquí sabemos que ese tipo va tras tus huesitos y hasta te dibuja en las servilletas!

Muy bien, esto es el colmo. Antes de que Mikasa callara a Mina, algunos clientes la interrumpieron y afirmaron el comentario de la chica. ¿Cómo demonios ellos saben lo de Jean si solo visitan el lugar para tomar café?

- ¡Pero no se preocupe señorita, ese tal Jean puede ser buena opción si se trata de compañía! - la sacó de sus pensamientos un hombre con aspecto de vago quien comparte la mesa con un compañero de trabajo. –¡Hasta puede montarse en él cómodamente, si usted sabe a lo que me refiero!

La boda de mi peor enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora