Capítulo 5

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En cuanto el asistente de Hanji Zoe recibió a la pareja, el primero quien se llevó su foco de atención fue el futuro novio y su expresión seria. A pesar de su baja estatura, Moblit sintió la intimidante aura que el hombrecito posee y con eso supo de inmediato que no es una persona a quien se le debe dejar esperando.

Para calmar sus ansias miró a la prometida de este pero el resultado fue más o menos parecido; mirada de pocos amigos, ojos grises igual de fríos que su novio y la misma aura intimidante.

- ¿Mi-Mikasa Ackerman? - preguntó con voz temblorosa y se aferraba a la Tablet.

La joven alzó un poco la cabeza mientras que sus ojos fijaron en el tembloroso asistente, parecía de malas. Tal vez estaba molesta porque le interrumpieron con esa llamada la sesión de sexo salvaje en el auto.

Sentía como sus piernas temblaban y un escalofrío le recorría su espalda, se ve de carácter, pero hasta que no le confirme que es ella no puede hacerla pasar.

-Sí, mucho gusto- el chico al ver como ella le extendía la mano y su rostro cambiaba por uno inocente y sonrojado, tuvo la necesidad de desmayarse ante tanta presión.

Cuando estrecharon sus manos y trataba de relajarse, miró al prometido de esta esperando que él fuera quien le mandara al demonio, pero sucedió todo lo contrario, él imitó a su prometida, pero con mucha más elegancia.

-Levi- se presentó mientras Moblit le correspondía el saludo y Mikasa se sorprendía ya que no le había mencionado su apellido.

- ¡Vaya, así que usted es el afortunado! - Moblit trató de aliviar el ambiente, pero en cuanto Levi escuchó su "metida de pata", este apretó fuertemente su mano mientras parecía molesto.

-Tch. Muy afortunado- respondió soltando de golpe al asistente quien soltó un quejido leve.

-L-Llegan a tiempo- comentó el chico mientras sacudía rápidamente su mano adolorida. –Síganme, por favor.

Moblit dejó que la pareja pasara, cerró la puerta tras de ellos, le brindó la espalda y comenzó a caminar a paso lento.

Levi suspiró y miró a su supuesta prometida para indicarle que le siguieran el paso, pero esta al voltear a verla descubrió que al parecer ella ya llevaba tiempo observándolo y con una sonrisa socarrona.

- ¿Qué tanto miras, mocosa? - preguntó irritado, pero Mikasa no borró su sonrisa. –Ahora comprendo porque no permiten sonreír en la licencia de conducir.

La chica Ackerman alzó su mano y presumió con orgullo su anillo de caramelo que por desgracia él no se lo pudo arrancar del dedo.

-Tch. Ni creas que pasaremos con esa cosa en tu dedo- amenazó mientras ella negaba con la cabeza.

Ella lo volvió a mirar fijamente, estiró su brazo y ahora miró de forma vanidosa el caramelo.

- ¿Y porque debería hacerlo? No tenemos anillo que compruebe nuestro compromiso- escuchó como Levi soltaba un quejido y antes de proclamarse victoriosa, vio como él sacaba de un bolsillo algo en concreto.

-Tch. Si lo hay- respondió mientras miraba de reojo el objeto que guardaba consigo y después se lo mostraba a Mikasa.

La joven sintió un revoltijo en el estómago, que la sangre se helaba y que tal vez perdería el equilibrio si no se sostenía a algo. Englobando todo y en pocas palabras: culpa.

Levi Ackerman se tomó la molestia de conseguir un anillo dorado adornado con joyería de fantasía. Ella miró a su "prometido" quien miraba hacia otro lado y después volvió su mirada al anillo. Es bonito, simula estar bañado en oro, tiene un diamante de considerable tamaño en el centro y alrededor de este, pequeñas piedras brillosas. Agradece dos cosas: una, que el anillo sea ajustable porque sus dedos no son tal delgados como parecen y dos, que el enano tenga buen gusto.

La boda de mi peor enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora