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[— No me parece justo, madre — Obsidiana observo con un semblante tranquilo a Beatrix mientras la mujer frente a ella arreglaba un poco su cabello en un moño elegante bastante parecido al de ella. — Reiji-san debería acompañarnos — Se contuvo de suspirar para no ser reprendida.

— Solo debe interesarte la compañía de ti prometido — Los intensos ojos azules de la mujer le dejaban en claro que no quería escuchar otra palabra de su parte. La jovencita asintió suavemente mientras bajaba su mirada. — Estas lista — La mujer se aparto y ella se aprecio en el espejo.

Ahora obsidiana contaba con ocho años para orgullo de la primera esposa de Karlheinz. Siendo mas grande ahora debía dejar de lado sus horas de juego y diversión para sumergirse en amplias clases de etiqueta, además de tener una hora en especifico para pasarla con su prometido.

Desde que Beatrix había comenzado a impartirle aquellas esautivas clases ella había perdido toda esperanza de reunirse nuevamente con Reiji, a quien extrañaba bastante.

— Shu te espera en el jardín — Asintió sin emitir alguna clase de sonido y avanzo hacia el lugar donde seguramente el rubio estaría esperando. Sin embargo su sorpresa -y emoción- fue bastante grande al notar que el rubio se encontraba en compañía de su hermano menor.

Shu y Reiji habían crecido para convertirse en unos jovencitos de quince y catorce años respectivamente. Sus rasgos permanecían iguales exactamente iguales efectuando algunos detalles, pero su belleza parecía acentuarse con el pasos el tiempo; algo que Obsidiana encontraba realmente curioso.

— Shu-sama, Reiji-san — No había que ser un genio pues a leguas se notaba la preferencia que la joven vampiresa sentía por el segundo hijo de Karlheinz, mientras que con el primogénito solo mantenía una buena relación de cordial amistad. — ¿Que hace aqui, Reiji-san? — Ella estaba realmente curiosa.

Reiji le dedico una muy leve sonrisa mientras observaba de reojo al rubio.

— El me debía un favor —

Obsidiana asintió completamente contenta por esto y avanzo hacia la gran reja de la mansión donde seguramente estaría una esperando una limusina por ellos. Caballerosamente Reiji se encargo de abrir la puerta para la rubia quien subió elegantemente al vehículo y espero pacientemente a ambos hermanos.

— Adelante — En cuanto dijo eso Shu se recostó en el asiento y cerro sus ojos con una expresión tranquila. Obsidiana podía jurar que estaba por morir y revivir allí mismo cuando la mano de Reiji tomo la suya y entrelazo sus dedos.

— Sera un buen día — Y por primera vez en su vida, Obsidiana se sonrojo y Reiji sonrió con cariño.]

— R-reiji-san — El aludido observo con una expresión indiferente a la pequeña rubia quien tembló y bajo su murada con sumisión. — Y-yo escuche algo de Shu-san — Susurro.

Reiji le observo fijamente mientras le entregaba las píldoras que aliviaron su dolor de cabeza. Le importaba muy poco lo que aquel bueno para nada hubiese dicho, pero auna si asintió listo para escuchar lo que la rubia tenia para decir.

Yui humedeció sus labios con su lengua y fijo sus inocentes ojos rosas en el rostro del mayor. — El dijo que ella regresaría —

Toda una dama ▶Reiji SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora