Cuatro

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Al día siguiente de lo que había pasado, el ave aún tenía el saco de su amigo que había pasado aquella tarde con el, no tenía miedo a sacarlo pues su "compañero" no estaba y vida se estaba tomando un baño. Miraba detenidamente el saco que estaba  en sus manos, poco a poco lo acercó a su rostro y lo olio, le gustaba el aroma que daba, termino abrazando dicho saco color negro con un poco de ansias, se preguntaba por qué se sentía así, pensar en eso hacía que a la ves se pusiese nervioso.

Mientras tanto, el mayor que no traía el saco puesto pensaba en lo de ayer, en lo que había echo el encapuchado para evitar que no se mojara,

No debiste....-susurró para sí mismo esperando a que llegase la tarde para poder ir a reencontrarse con ese alado, le agradaba su forma de ser.

La mañana transcurrió lenta, eso impaciento a los dos seres que ya se querían reencontrar. Estaban ansiosos eh impacientes pero por fin, la tarde llegó y él ave aprovechó que vida se había quedado dormido abajo de todas sus almohadas para irse de ahí y aparecer en el mundo humano en el mismo sitio de la otra vez, abrazando el saco miro para todos lados pero no vio nada -

Buscabas a alguien? - una voz serena se escucho detrás de él y se giró, era el mayor

Si viniste...-murmuró él ave entusiasmado al ver que si regreso, su contrario le sacudió con delicadeza la cabeza, en verdad ese joven le causaba gracia y le relajaba más estar en su compañía, caminaron un poco hasta llegar a un árbol el cual les proporcionaba bastante sombra y se sentaron abajo de el, hablando está vez más confiados como buenos amigos, cada vez se hacían más,

Que lindo está el día...-dijo el encapuchado con una voz inocente, su contrario lo miro unos segundos a lo que le respondió

Tienes razón -sonríe admirando el paisaje, casi no tenía tiempo para andar mirando los lugares y menos apreciarlos pero esa misma tarde todo era perfecto, se sentía tan tranquilo, La paz, el escuchar el cantar de los pájaros, la brisa y la agradable compañía que tenía en esos momentos lo hacía sentir mejor que nunca, hasta que sintió un peso sobre su hombro y al mirar se enteró, él ave de había quedado dormido recargado en su hombro, no le molesto lo absoluto, para el mejor así podría contemplar a su amigo más tiempo, o eso pensaba el.

Tomo con la mano contraria al hombro donde el encapuchado se recargaba y tomo su saco tapándolo con el, al hacer echo eso el ave abrazo el brazo del mayor acomodándose más, el sirviente de negro abrió más sus ojos, se sentía bastante extraño por el contacto del menor más no le desagradaba, al contrato le gustaba esa sensación,

Descasa pequeño ángel...-musitó el mayor mientras le acomodaba la capucha al alado quien estaba profundamente dormido y ahí, con la suave brisa y el sondeo satisfactorio de los pájaros el mayor poco a poco callo dormido junto al ave.

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*espero que esta lectura sea de su agrado y que le den una oportunidad! De verdad se los agradezco* :3

Sirvientes ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora