Había pasado unos dias desde que un mar de emociones había arrastrado a Leonardo a los confines de su corazón. Por un lado estaba la imagen de Miguel con aquella atractiva mujer, recordó con tristeza la suavidad de su voz, la calidez de sus manos y esa sonrisa que tanto extrañaba y sin darse cuenta una lágrima rodó por su mejilla. Giro hacia su costado intentando distraer sus pensamientos y recordó la presencia de Rodrigo, aquel muchacho que dos veces lo había salvado del hueco de su dolor, suspiró y se quedó en silencio sin poder conciliar el sueño esperando por la calidez del sol.
Unas horas más tarde poco a poco se dibujaba trayectos luminosos que perfumaban su habitación "rayos... no logré dormir ni un poco y ya amaneció¿cómo podré dar ese seminario el día de hoy?" Pensó, se levantó desnudo (le gustaba sentirse libre cuando se disponía a dormir) y caminó de mala gana havia la cocina por un poco de café.
De camino a la universidad decidió pasar por el café de Miguel con la esperanza de volver a verlo, se paró por unos minutos en frente del negocio pero él no apareció por ningun lado; de pronto una mujer de rasgos latinos se acercó a él y le preguntó:
- ¿a quién busca señor?
- oh... en realidad busco a Miguel
- ah ya me acorde de usted, es el amigo del señor Miguel. El no se encuentra, salió de viaje junto a su prometida
- ¿su... pro... prometida?- de pronto Leonardo sintió que aquellas palabras retumbaban en los confines de su interior ahora quebrado
- si señor... es que el señor Miguel andaba loco por la niña esa que no s epudo esperar más así que viajaron al pueblo de la joven a casarse- Leonardo no supo que decir, se quedó en blanco mientras la mujer le preguntaba si se encontraba bien.
Caminó por las avenidas de la gran ciudad con la mirada perdida pensando y repasando la presencia de Miguel en su vida y sin darse cuenta llegó a la entrada de la universidad. Era una puerta metálica de adornos góticos que era decorada con enredaderas que le daban un toque de vida a la negrura de la entrada, el camino desde la entrada hasta las instalaciones era adoquinado y a los lados se alzaban árboles de cerezo que estaban en flor. Leonardo recorrió el camino mirando el suelo sin pensar en nada mas que Miguel, cuando llegó al vestíbulo fue recibido por la directora de la carrera quien le agradeció su presencia y lo guió ppr los pasillos hasta llegar al anfiteatro. Era un espacio relativamente enorme, tanto las sillas como las cortinas eran de un tono rojizo intenso; el lugar del escenario tenía la forma redondeada que permitía que todo el mundo viera al que está exponiendo.
Poco a poco el anfiteatro se iba llenando mientras que en algún lugar Leonardo ponía en orden su cabeza: "vamos... concéntrate... no es momento para recordar a..." su mirada se entristeció, quiso volver a su departamento para entregarse al llanto , para dedicarse a olvidar ese su primer amor cuando, de pronto, una voz conocida lo llamó desde su espalda:
-¿maestro?
-¿Rodrigo?- el sonrojo de Rodrigo era más evidente pero Leonardo, perdido en sus pensamientos, no lo había notado:
- le traje un poco de agua...
-¿qué haces aqui?
-soy parte del comité de alumnos de la carrera de literatura
-mmmm...
-¡es cierto maestro!
-bueno...
-tome le hará bien
Apenas dijo esto Rodrigo se percató de la tristeza en los ojos de Leonardo y, como adivino, le dijo: -¿quién se atrevió a molest...- la voz de una mujer interrumpió a Rodrigo:
-señor Leonardo ya es hora que se presente
-esta bien- miró a Rodrigo:- que te parece ir a beber un trago después de la presentación- el semblante de Rodrigo se iluminó: -¡cla... claro!
Al finalizar el seminario los asistentes (en su mayoría mujeres) rodearon a Leonardo para sacarse fotos y pedir autógrafos, Rodrigo lo esperaba con paciencia en la puerta de salida del anfiteatro. Con una triste sonrisa Leonardo se acercó a Rodrigo:
-¿esperaste mucho? Perdón por tardar
-no... no se preocupe maestro
-bien... vámonos
-¿nosotros también podemos ir?
Rodrigo se dio vuelta y vió como sus compañeros lo espiaban detras de una de las puertas del salón
- esta bien... supongo- dijo mientras miraba a Leonardo quien no hizo ningúm gesto de desagrado: "quisera saber que es lo que siente..." pensó. Fueron a un bar de moda, el joven poeta jamás había interactuado tanto con otras personas, se limitaba a reir cuando hacían bromas y a responder con frases cortas mientras que Rodrigo trataba que sus amigos no agobien a su maestro; leonardo trataba de no pensar en Miguel, se decidió a beber más lo que sorprendió a Rodrigo: "jamás lo había visto así". Despues de unas cuantas copas Leonardo se había vuelto mas sociable, invitó ronda tras ronda al grupo de jóvenes que lo alababan, Rodrigo sólo lo miraba y sonreía mientras pensaba en la razón por la que aquél hombre deseaba tanto calor humano.
Ya tarde en la noche Leonardo y Rodrigo caminaban abrazados rumbo al departamento del poeta, mientras pasaban por un parque el cielo nocturno se matizaba con algunas nubes azuladas que se paseaban con lentitud junto al viento, el poeta se detuvo y mirando al muchacho que lo miraba amorosamente le pregunto:
-Rodrigo ¿alguna vez te has enamorado?
- pues... si asi es...
- cómo es el amor, cómo se siente...
- pues... tendría que demostrárselo...
- bah... todo existe por las palabras... ninguna acción es acción si no es nombrada primero... sabes una cosa? ... yo creo que me enamorado y quizá por esa razón siento un vacío aquí adentro- dijo mientras se apretaba el pecho- llevo una vida sin haberme atrevido a experimentar muchas emociones por que creí que eso afectaría mi trabajo pero, ahora, llega él y me muestra un mundo que jamás creí conocer... sabes... todo se ha vuelto tan bello desde que pude ver su sonrisa y sentí que en verdad podría tener el derecho de amarlo sin importar lo que digan... y ahora... asi como vino y se fue...- Rodrigo lo miraba entristecido: - y que más da... ahora me uno a la larga fila de escritores que han sufrido de este mal- Rodrigo notó como el semblante de su amado maestro se ponía más triste, de pronto una lágrima caía por la mejilla de Leonardo y sin pensarlo tomó su rostro entre sus manos y lo besó. Con sus labios masajeaba, apretaba, y mordia suavemente los labios de Leonardo mientras lo miraba sorprendido: -no se sienta así maestro, Leonardo, yo estoy contigo- le dijo mientras lo miraba con dulzura, rodeó su cintura y lo abrazó contra su pecho.
Ya sea por el alcohol o por la punzada que sentía cada vez que se quedaba sólo con los recuerdos con Miguel le dijo:
- acompáñame esta noche...- y se puso a llorar mientras Rodrigo lo abrazaba con más fuerza
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Esa Sonrisa Tuya (Yaoi)
RomanceLeonardo es un hombre que tras chocarse con Miguel se da cuenta de algo que jamás habia creido no tomado en cuenta... ¿hasta que punto puedes descubrir el amor?