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Supongo que soy contagiosa, sería más seguro si corres,
Mierda, eso es lo que todos terminan haciendo al final.

El cielo se estaba aclarando, Jimin y la exhausta chica seguían caminando después de dos horas. La pelirroja no podía seguirle el paso al coreano, estaba realmente cansada, herida y los pies le dolían por falta de calzado. Tuvieron que parar varias veces para que la chica descansara, haciéndolo retrasarse mas de lo normal.

—estoy cansada -se quejo al ver que tenían que subir un pequeño callejón con demasiados escalones—
—ni te quejes, hemos parado mas de diez veces por tu culpa, ya son las 4 a.m y no he podido descansar nada, aparte tengo que trabajar a las 6, volver a venir aquí a las 2  y volver a mi otro trabajo de 4 a 12 de la noche, ¿sabes que es eso?, ¿sabes lo que es trabajar? -ella solo lo miraba con vergüenza, pues, no recordaba si trabajaba o no, pero se escuchaba exhausto tener dos trabajos, y todavía no poder dormir por la culpa de una desconocida sin memoria. Su mirada no se quitaba del suelo, pues Jimin era todo un ángel de aspecto, pero su carácter era de satán, claro, si aquel desterrado del cielo estuviera de mal humor siempre, y esa mirada desaprovatoria, llevaba varias horas con él y nunca lo vio sonreír, y deseaba ver esos labios carnosos y perfectos en una sonrisa, de seguro se vería más angelical, pero, ¿por que iba a sonreír? Si la causa de ese mal humor es ella, no tendrá buen carácter pero esta ayudándola, eso de alguna forma es amable—
—lo siento, creo que debes preocuparte por ti en estos momentos, dos trabajos se escucha pesado, así que, perdón por hacerte perder el tiempo -se inclino en reverencia para la disculpa, la cual, Jimin se sorprendió, y después aquella mujer dio vuelta e iba a caminar, pero la mano del coreano la detuvo del brazo, ella lo miro, tenia la cara seria pero no parecía molesto—
—ya me hiciste perder mis horas de sueño, ¿por que te vas así?, además aquí esta mí casa -apunto a una pequeña casita en una azotea de aquel callejón con interminables escalones, a las orillas estaban unas casitas muy acabadas, todas grises con techos de barro rojo deslavado, estaban unas encima de las otras y había escaleras pequeñas en forma de z para poder subir a las casas de arriba—
—esta bien -dijo un poco aliviada, pues, ¿que iba a hacer sin memoria y sin dinero en la calle?, pensaba eso mientras Jimin veía los pies de la chica, los calcetines que antes eran blancos ahora estaban casi negros y empapados, de seguro iba a enfermarse mas de lo que ya estaba—
—súbete -dijo poniéndose de rodillas señalando su espalda, ella abrió los ojos en sorpresa- ¡solo hazlo! -ordeno enojado, ella se subió y el chico se puso de pie para caminar por las escaleras, justo en medio dio vuelta a la derecha y comenzó a subir las escaleras de metal en forma de z, así llego a su pequeña casa, se volvió a agachar y la chica se bajo. Era una terraza, la ciudad se veía a lo lejos, y un cielo azul claro con destellos en rosa anunciaba la salida del sol, la chica no dejaba de mirar aquel hermoso paisaje, que para el estado tan triste de esas casas de la colina, era algo realmente hermoso- entra -la saco de su trance, la chica giro y Jimin le hizo un gesto para que entrara, era una casa de un solo cuarto y un baño, tenia una estufa y en medio solo había una colcha blanca y una almohada, en una esquina había bolsas negras, tal vez era la ropa del chico- ahí esta el baño, si quieres ir a lavarte, y puedes dormir aquí, yo tengo que prepararme para ir a trabajar-

-Gracias -dijo ella sonriendo, aunque se le hacia muy triste la forma en la que vivía el pobre chico, ¿donde estaba su familia?, tenia muchas preguntas pero estaba realmente cansada, solo quería dormir-

-me iré ya, tengo dos horas pero, creo que necesitas privacidad para quitarte la ropa húmeda, en esa bolsa hay comida... Nos vemos mas tarde- el chico salio de la casa, y la pelirroja comenzó a llorar, mientras quitaba una a una sus prendas mojadas, era frustrante no saber quien eres. Al quedar en ropa interior, se acostó en aquella colcha, se tapo con las escasas cobijas y cayo en un profundo sueño. Mientras tanto, el chico coreano estaba detrás de la puerta, escuchando el llanto de la chica, no quería correrla, pero tampoco podía cuidar de ella, en una pequeña casa así y sin dinero. Frustrado ahora él, y con sueño, emprendió camino a su trabajo matutino, trabajaba en en una cafetería de mesero, por suerte había dejado su uniforme en la cafetería el día anterior.-

Begin Again [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora