Capítulo 8

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Lucca no sabía, que al aceptar aquella propuesta se iba a divertir tanto con aquel chico castaño de rizos que a primera vista parecía  un arrogante narcisista.

Cuando los dos chicos llegaron a la heladería se formó un silencio incomodo entre ambos, ya que no sabían cómo empezar una conversación, porque la última vez que entablaron una, terminaron peleándose.

El primero en animarse a decir algo fue Joseph-Y... ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?- pregunto.

-Me gusta hacer deporte y ver películas.... y... ¿a ti?

-Pues me gusta leer y cantar, aunque canto horrible; también me gusta ver películas, estaría bien que un día de estos salgamos a ver una película en el cine del centro.

Los ojos de Lucca se iluminaron, porque hace mucho que no tenía un amigo y el chico grosero que estaba a su lado, le estaba haciendo pasar y grato momento.-Claro por mi estaría bien.

-Te parece el sábado a la 2.

-Sí, está muy bien.

Se rompió aquel incomodo silencio Joseph y Lucca caminando de cosas no tan importantes para otras personas, pero para ellos aquellas cosas pequeñas que se decían el uno al otro, sí que eran importantes; por ejemplo Joseph no olvidaría que Lucca dijo que su cumpleaños era dentro de un mes, y ya en su mente tenía en claro lo que le regalaría a Lu...

Las horas pasaron volando sin darse cuenta ya eran las 3 de la tarde, los padres de ambos chicos estaían preocupados, porque se les escapó el detalle de llamarlos.

Mientras aquellos chicos se conocían, descubrieron que tenían gustos en común, como que a los dos les gustaba Panic at the Disco y su color favorito era en negro, Lucca estaba seguro que encontró un amigo, pero Joseph no pensaba lo mismo ya que él sabía que le gustaba el chico que tenía a lado...

Asustándose por la guerra que se avecinaba en casa ambos, se despidieron con un apretón de manos, aunque el castaño de rizos hubiese querido más que aquel roce de manos, como por ejemplo un abrazo y hasta incluso un beso... Claro que eso no pasaría, o por lo menos no por ahora que recién se estaban conociendo, si es que quería que el chico de cabello lacio lo mirara con otros debía esforzarse, porque todo salga de acuerdo con el plan que iba a efectuar dentro de algunas semanas, solo esperaba que las cosas salgan bien porque de lo contrario todo sería un desastre, y tal vez en ves de ganarse al aprecio del muchacho se ganaría su rotundo odio, y eso era algo con lo que no podría lidiar.

Cuando estuvieron en casa ambos chicos fueron hablados por no mencionar su repentina salida, el uno por sus dos padres, ya que no llegó al almuerzo, mientras que el otro por su madre, que estaba preocupada, porque llegó rápido de su primer día de trabajo y su "bebé" no estaba en casa.

-Donde estuviste toda la tarde- preguntó la madre de Lucca con un tono de voz algo enojado.

-Estuve con un chico que conocí hace una semana.- en la cara de su madre se formó una sonrisa.

- ¿Un amigo? -Dijo alegre.- Cuando lo traes para conocerlo.

BOOM, estalló la bomba, ya que Lu... no llevaba amigos a la casa.

Aunque no estaría mal llevar al chico a casa, porque podría conocerlo mejor, podrían hablar más a gusto, y si era necesario, Lucca sería capaz de cocinar a su visitante, su especialidad, la "pizza" ese plato que le quedaba tan bien, por su masa, salsa, champiñones, salami, y obviamente ese queso que se derrite en su boca, era su plato favorito y no iba a negarlo, lo aprendió a hacer porque a veces le daban ganas, y por no tener dinero, no la compraba, sino que la hacía y si la comías, por instinto querías más...

Mientras en la casa del otro chico, su madre lo regañaba por no estar a la única hora donde todos estaban reunidos en la mesa, pero al momento que le explicó que salió a pasear con un amigo su enojo disminuyó, porque ya era hora que haga nuevos amigos en la nueva ciudad que eligieron para vivir.

My PunishmentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora