"La mayoría de las personas piensan que las bodas o uniones entre familias ya arreglados no son muy dados ya en estos tiempos...pero para mi suerte y el de mi hermano mayor si."
Esta historia es Yaoi, tiene una idea muy loca que junto a unas amigas...
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Una hora, solo eso quedaba. Se podía observar a la servidumbre de un lado hacia el otro, algunas con maquillaje en mano, otras con varios bouquet que iban y venían de las habitaciones en las cuales se estaban terminando de arreglar ambos Yuris.
Por un lado, en la habitación de la derecha, se podía presenciar la gran batalla interna que se estaba sometiendo el nipón, porque al verse al espejo en un vestido, el cual le fue prestado por la dueña de aquella mansión, no le era de su agrado. Se podía decir que aquel vestuario, no era para alguien como él, y su madre le entendía, así que se volvió a cambiar para volver a algo que el castaño ya tenia puesto tenia antes de aquello, simple traje color champagne claro. Su progenitora lo único que le pidió fue que utilizara un bálsamo, para que sus labios obtuvieran un leve color rojizo.
Antes de salir, para avisar de que ya estaba preparado, se le fue entregado un bouquet con rosas carmesí y una que otra blancas, según lo que le habían mencionado, su prometido se lo había encargado especialmente para él. Éste al escuchar aquello no pudo hacer nada mas que aceptarlas con un notorio sonrojo en sus mejillas.
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Hacia el lado izquierdo del pasillo, se encontraba un rubio junto a su madre, los dos estaban mas que indecisos en que velo y bouquet usar. Ambos Plisetsky estaban en constantes pelea, madre e hijo,¿¡ por que no podían elegir uno y ya!?¿¡ Tan difícil era la tarea!? Media hora y aun no podían terminar, solo quedaba el velo y eso seria lo ultimo para que por fin las señoritas, que se encontraban ahi, pudieran descansar. La madre pudo decidirse y el pequeño rubio tuvo que dar la razón, obteniendo un suspiro en coro por parte de aquellas mujeres. El velo iba prendido por una diadema en la parte de las trenzas que formaban parte del peinado de Yurio, para aquel día.
Ya todo estaba listo, ambas puertas enfrentadas en el pasillo se abrieron al mismo tiempo, de un lado se observaba al japonés con traje y, del otro, a un ruso con un elegante vestido; que sin dudas hizo confundir al nipón, porque si mas no recordaba, su prometido le había mencionado sobre un hermano, no una hermana. Aquella chiquilla frente al él, daba la representación misma de delicadeza, por aquella contestura corporal que presentaba.
Era la hora, las puertas grandes de la mansión se abrieron en par en par, y aquellas dos personas estaba ahí, saliendo del lugar y obteniendo las miradas de todas las personas, desde los reporteros hasta los invitados y sirvientes que estaban presentes. Sin duda sería la mejor boda del año.
