UNDERTALE

Un encuentro FANTÁSMico

Continué a la siguiente sala. Tenía las paredes moradas (como siempre... creo que ya dejaré de decirlo). En el centro había un montón de hojas. Tumbado sobre las hojas había un fantasma con una expresión algo melancólica...

- ¿H-hola? ¿Quién eres? ¿Y por qué estas aquí tirado, en el suelo?

- Zzzzzzzzzzzzzz...

- Oh, ¿está dormido?... Pero si se queda aquí no podré pasar...

- ¿Se ha ido ya? - murmuró el fantasma. - Zzzzzzzzzzzz...

- ¿Por qué no paras de repetir zzzzzzz? ¡Muevetee! - dije mientras hacía fuerza tratando de moverle.

El fantasma se levantó.

- S-soy Napstablook... a-aunque seguro que no te importa mi nombre... - dijo llorando.

- Hola, Napstsablook, yo soy Frisk. Si que me importa tu nombre, quiero ser tu amiga - dije con una sonrisa.

- Je... - Napstablook aún lloraba.

- ¿Quieres oir un chiste? ¿Por qué el tomate no toma café? Porque toma té, jajajajaja.

- Je je... - Napstablook se estaba relajando cada vez más.

- ¿Sabes hacer algo guay?

- Déjame probar... - dijo, volvió a llorar pero sus lágrimas fueron hacia su cabeza y formaron un sombrero. - Lo llamo "apuesto blook". ¿Te gusta...?

- ¡Me encanta! - le respondí emocionada.

- Oh, dios... a veces vengo a las RUINAS porque por aquí no hay nadie... pero hoy he conocido a alguien simpático... oh, ya me estoy llendo por las ramas... me quitaré de en medio...

Y sin más Napstablook se desapareció. «Que fantasma más triste... Me da pena...». Ahora la sala tenía dos puertas por las que seguir. «Continuaré de frente y luego iré por la de la izquierda».

En la sala de enfrente había dos telarañas, una grande y la otra pequeña, y un cartel en el que ponía: «Venta de Pasteles de Arañas. Todas las ganancias van hacia arañas de verdad». Me acerqué a la telaraña pequeña, tenía un pequeño cartelito que ponía: ¿Dejas 7 de Oro en la Red? «Es justamente el dinero que tengo» Deposité el dinero y unas arañas bajaron por la red y me entregaron una Dona de Araña. «Genial, al final el dinero que me dieron aquellos monstruos si que me ha ayudado».

Salí de la sala y me fui por la puerta de la izquierda. En esta sala había tres Froggit. Hablé con el primero.

- Ribbit, ribbit. (Ay...) (Mi amigo nunca me escucha.) (Así es...) (Bueno, al menos tú me escuchas) Ribbit.

Luego hablé con el segundo.

- Ribbit ribbit. (Lo máximo que he visto en esta sala son tres ranas). (Dicen que hay otra pero... ¿dónde está?) (Esto es preocupante cuanto menos) Ribbit.

Después hablé con la tercera rana.

- Ribbit, ribbit. (He escuchado que eres bastante piadosa, para ser humana...)

Tras haber hablado con las tres ranas, me puse a buscar la cuarta.

Después de más de media hora buscando por fin, en un huequecito de la pared, encontré a la cuarta rana. Estaba saludándome así que yo le sonreí y le devolví el saludo. Me dirigía a la salida de la sala cuando mi TELÉFONO sonó.

- ¿Hola? Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que limpié la casa. No esperaba tener compañía tan pronto. Seguro que hay algunas cosas por aquí y por allá. Puedes llevártelas, pero no cargues más de lo que puedas llevar. Algún día verás algo que quieras de verdad. Y necesitarás dejar sitio en tus bolsillos.