Varios años despues de la boda de Victoria y Valentin los volvemos a encontrar, como una matrimonio solido con hijos, pero el cuento de hadas comienza a volverse una pesadilla. ¿Será suficiente el amor que se tienen para seguir juntos? A lo mejor de...
Nota: a pesar de que la primera parte volví a subirla completa, prefiero editar aquí mismo a esta y a Sapo de Otro Pozo, así no tengo tantas versiones de las historias dando vueltas.
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Queridos lectores y seguidores de DULCE VICTORIA aquí les dejó el prologo de la continuación de la historia, que a pedido de ustedes comencé a escribir, al principio no estaba muy segura sobre si hacerla o no, pero me inspiré y me terminó gustando la idea así que la comencé. Tengo escritos tres capítulos nada mas, no me odien si es muy dramática, pero parece ser que me agarró de escribir drama a montones ahora.
Espero no desilucionarlos y como la historia esta en pañales aceptó sugerencias y correcciones. Esi me confundi con los calculos de las edades, sepan disculpar, me mareo con los años y esas cosas
Siete hombres adultos se encontraban reunidos en una sala de conferencia de una importante compañía revisando los informes semestrales.
- Realmente no se que hago aquí – dijo un hombre de unos 40 años, demasiados bien llevados – no entiendo nada ni me interesa entenderlo – dejó los papeles de mala gana sobre la mesa.
- Valentín los hice de tal manera que tu hija de cinco años pueda comprender – dijo el hombre sentado en la esquina de la mesa, él tenia unos 43 años y era el presidente de la firma.
- Candela es un genio así que no se aplica – dijo el otro hombre y los demás rieron – además confío en vos y si decís que todo esta bien te creo.
- Si te digo que las ganancias fueron de un millón y a tu familia te tocan mil pesos ¿me crees?
- Abel – dijo Valentín con media sonrisa en el rostro – eres un hombre inteligente, sabes que no tienes que robarme – el tono que utilizó fue amable pero sus ojos emitían una amenaza, el otro hombre suspiró.
- Por eso quiero que leas el informe, eres el único que se queja – señaló al resto de los hombre y pudo notar que solo dos analizaban los informes - ¿ya los vieron?
- No – dijo un hombre rubio de 40 años también que se encontraba junto a su hermano idéntico jugando con los celulares – nosotros también confiamos en vos y tu sentido común para no estafarnos – Abel se exasperó, era imposible tener un junta de accionistas con esa familia, si bien estaba encantado de poder decidir todo a su criterio un poco de interés no iba a matarlos.
