La Rebelde

Capítulo 12

Todas las cartas de las chicas son muy tiernas y lindas e incluso todas me ponen una tabla de cosas que les gustan para facilitarme un poco las cosas, solamente Támara se propasa con su "carta". Tendré una cita más y eliminare a otra después de eso, quizá pueda acompañarme a mi terapia mañana temprano. Oprimo el botón que me colocaron para llamar a Litz quien entra a los pocos segundos.

-¿en qué puedo ayudarle príncipe?-

-necesito que lleves este mensaje y esperes la respuesta de la chica, por favor- escribo...

"Querida Leila
Me gustaría que mañana pudiéramos tener una cita en mi terapia matutina, entiendo si no te apetece ir conmigo pero en verdad espero lo consideres.
Mándame tu respuesta con la señorita Litz
Príncipe Ahren"

Dobló por la mitad el pequeño papel y lo meto en uno de mis sobres, Litz lo toma y se va haciendo una reverencia, realmente espero que acepte. Enseguida tocan en mi puerta.

-adelante- digo

-príncipe Ahren- el doctor Steven entra haciendo una reverencia -vengo a inyectarle el suero para erradicar por completo los signos del gas, le debo decir que duele mucho, puedo ponerle  anestesia si así lo desea-

-sin anestesia- no creo que sea peor que las vacunas del ejército

El doctor Steven acomoda su kit en mi mesa de noche y se dispone a preparar la inyección, el líquido parece denso entonces muy seguramente dolerá, tranquilo Ahren todo estará bien, respiró profundamente para calmarme y evitar que los nervios me traicionen.

-estire su brazo- el doctor toma mi brazo derecho e inserta la aguja, eso no duele si no cuando el líquido inicia a pasar, quema cuando entra y siento cómo mi brazo empieza a arder y doler

-¡aaa!- gritó sin poder evitarlo, es demasiado fuerte que quisiera arrancarme el brazo

-todos los soldados han gritado, así que no se controle- parece que no le ha avanzado mucho al denso líquido y el dolor se recorre subiendo a mi clavícula; no puedo más y grito, mis guardias entran

-príncipe- corren, no puedo ni hablar

-está bien, le estoy administrando su medicamento- saben que el doctor es de plena confianza así que se quedan conformes aunque su rostro dice que me veo peor de lo que creí

-ya casi- me dice Steven, el ardor está bajando a mi pecho, todo quema y duele -listo- saca la aguja y se levanta a abrir el tanque de oxigeno del cuarto, empiezo a toser y el dolor sigue expandiéndose -necesitará esto por al menos cinco minutos ni se esfuerce en hablar- me pone la máscara de oxígeno, si así se sentía el gas de los rebeldes ahora entiendo porque estuve inconsciente tanto tiempo, mi abdomen empieza a arder y gotas de sudor y empiezan a caer por mi frente. Tocan en mi puerta, debe de ser Litz.
-adelante- responde Steven, efectivamente Litz entra y cuando me ve en tal condición sus ojos se abren demasiado

-príncipe...- se lleva las manos a la boca y noto otro sobre en su mano

-está bien, solo debemos darle otros cuatro minutos y estará bien- mira a Litz, Steven
-mañana en su terapia se sentirá mejor- me dice palmeando mi hombro que se siente más pesado y duele, ahora el ardor se recorre hasta mis rodillas, gruñó ante tal sensación

-claro- Litz se sienta en la banca que da hacia mi ventana -¿de verdad eso es para que se recupere?- me mira preocupada

-si, está desintoxicando al príncipe la inyección que le he puesto, necesitará una ducha tibia una vez que pasen los dos minutos que quedan- hablan como si no estuviera aquí

-la prepararé- Litz prácticamente corre al cuarto de baño y escucho como el agua corre llenando la tina, el dolor llega a mis tobillos

-llamaré al rey para que le ayude en su baño relajante- Steven habla con uno de los guardias y escucho que sale corriendo, regresa hacia mi, siento que soy una rana de laboratorio -solo unos segundos más- el dolor llega a los dedos de mis pies, es como si fuese un moretón gigante y pulsante

-el baño está listo- Litz dice triunfante

-perfecto, también ya es tiempo- siento como si mi cuerpo flotara y no hay más dolor -le quitaré esto- me quita la máscara de oxígeno -levántese con extrema delicadeza e intente caminar por usted mismo- papá entra inmediatamente

-hijo- me mira y se acerca a el doctor

-le he puesto el suero, pero debido a la toxicidad que saca debe tomar un baño por al menos diez minutos, cambiar el agua y poner es...-

-no otra cosa dolorosa- digo, de nuevo puedo hablar

-no, es parte del suero pero especial para eliminar cualquier rastro de su piel; no dolerá- el doctor le da la botella a papá y me ayuda a llegar a la regadera

-príncipe, la nota la he dejado en su cama- Litz dice y se va junto con el doctor mientras papá me ayuda a desvestirme, qué pena, y me ayuda a entrar a la tina

-¿cómo te sientes?- papá me mira

-mejor, pero ese suero duele muchísimo-

Papá y yo platicamos de la situación del país, del estado de salud de mamá, la selección de Eadlyn y me pasa la nota de Leila

"Ahren...
Por supuesto que me gustaría acompañarte. Nos vemos mañana temprano.
Leila"