Capítulo 14

197 8 1
                                        

El general Leger está tan concentrado en unos papeles que no nota mi presencia, hasta que me siento frente a él

-príncipe- hace el ademán de levantarse

-quédate sentado- digo -¿qué está analizando?- le preguntó y tomo los papeles

-las declaraciones de los prisioneros, dos de ellos se suicidaron con unas pastillas que traían escondidas- la noticia me sorprende un poco, tienen muchísima fidelidad ante la causa

-¿ya hablaron los otros?- pregunto sentándome

-aún no y uno de los tenientes está solicitando su ejecución- frunce el ceño y sigue -estábamos esperando su recuperación para decidir- Aspen me mira, cómo la vida de una persona puede terminar por un sí o un no, todas estas decisiones cambian muchos rumbos, no todo es fácil para la monarquía, no son solo bailes o fotos en revistas, es decidir el rumbo de todas las personas que conforman Ilea -Príncipe Ahren- Aspen me mira detenidamente

-déjame entrevistarme con ellos- decido rápidamente

-no creo que a los reyes les parezca buena idea- frunce el ceño

-no les preguntaremos- me encamino a la puerta tratando de caminar lo más erguido posible para aparentar que me siento mejor y siento que Aspen me sigue

Caminamos en silencio hasta que llegamos a la prisión y los guardias nos abren después de saludarme como su teniente y no como su príncipe, nos acercamos a una celda dónde hay varios prisioneros.

-pero si nos han mandado a su majestad- uno de ellos sonríe y hace una reverencia burlonamente

-agradezco tu reverencia pero no es a lo que he venido- respondo

-entonces a ¿qué? ¿Viene a quitarnos más de lo que ya ha hecho? Después de todo esto es suyo, su majestad- hace otra reverencia

-¿Para quién trabajan?-

-Nooooo- ríe acercándose a los barrotes -No podemos platicar cómodamente a través de esta reja ¿no le parece, majestad?-

-General, no me parece apropiado...- Aspen me mira

-Abran la reja- ordeno a los guardias

-Majestad...- uno de los guardias dice

-Es una orden- repito, los guardias abren mientras el prisionero sonríe

-Por favor, póngase cómodo- dice el prisionero

-Responde a mi pregunta, aquí me tienes- lo miro

-la pregunta correcta sería ¿para qué trabajamos?- lo miro esperando que siga -ustedes no se dan cuenta de la miseria en la que vivimos, lo que es ser discriminado a diario por un maldito número, queremos algo mejor, todos debemos ser iguales-

-prosiga-

-el reino no nos está ayudando para nada a mejorar así que la mejor solución es quitarlos del poder-

-entiendo su punto de vista pero ¿no cree que arriesgando de esa forma su vida no conseguirá un futuro mejor? Seguro tiene familia ¿acaso quiere dejarlos desamparados? La guerra no es la solución, necesitamos dialogar, escucharlos y ser escuchados-

-Desde su abuelo no hemos podido establecer un diálogo ¿por qué su padre o su hermana han de ser diferentes?-

-¿por qué usted es diferente a los demás rebeldes?- el prisionero se quedó totalmente en silencio -Cada uno de ustedes será escuchado por el general Leger, en base a ello decidiremos su castigo, aunque estén dispuestos al diálogo deben aceptar que su primera acción no fue adecuada y merecen ser sancionados- los miro a todos -Abran la celda- ordeno a uno de los guardias quien lo hace inmediatamente

-Principe Ahren- dice el prisionero -Gracias- hace una reverencia

Aspen y yo caminamos hasta salir de la prisión y siento como mi cabeza punza

-Príncipe Ahren ¿se siente bien?- Aspen me mira preocupado

-Vayamos a la enfermería- me recargo en Aspen para caminar, he requerido más energía de la que pensé para enfrentar a los prisioneros rebeldes

-Ahren, eso que has hecho antes...- lo interrumpo

-Ya sé fue muy arriesgado- suspiró sintiendo una punzada más intensa en la nuca

-Pero fue bueno lo que consiguió, los reyes lo reprenderán cuando se enteren- Aspen y yo llegamos a la enfermería del palacio e inmediatamente me ve el Doctor Steven de manera desaprobadora

-Príncipe, no lleva ni un día fuera cuando ya viene de esa forma- me ayuda a llegar a una habitación e inicia a tomar todos mis signos vitales -tiene la presión por los cielos, me sorprende que no se haya desmayado- me pone suero intravenoso con un medicamento que ayudará a controlar mi alocada presión

-Me punza la cabeza-digo

-Y no es para menos muchacho, recuéstate porque no saldrás de aquí hasta que estés mejor- acomoda una almohada en la cama dónde estoy sentado -General avise a los reyes, por favor- Steven mira a Aspen quién asiente, me mira y yo asiento, entonces se retira a la par que entra una enfermera corriendo

-¡Doctor, la paciente ha despertado!-

La RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora