VIII

471 41 1
                                    

Estimado profesor,

Hace mucho tiempo que no te escribo, lo sé. Esta no es una carta para hablar sobre tú y sobre mí, esta carta es una despedida definitiva. Sí, sé que ya me despedí en la anterior carta, pero no sentí como que en verdad esos sentimientos fueran verdaderos, solo quería convencerme de que te podía superar, y aunque en parte ayudó, no fue sincera. Así que aquí va la más sentida y sincera despedida que tendrás en toda tu vida. Gracias, gracias por hacerme sentir viva, gracias por acompañarme en todo y descubrirme un mundo de deseo y afecto incondicional. Siempre serás especial en mi vida, porque aunque mis sentimientos ya no sean románticos, mi afecto y aprecio hacia ti todavía no ha cambiado. ¿Y por qué esta despedida ahora? Te preguntarás. Pues verás, he conocido a alguien. Sí, a ESE alguien.
Él me hace sentir viva, me hace sentir algo que nadie, ni siquiera tú, me ha hecho sentir antes. ¿Es amor? No lo sé. Todo es tan confuso con él pero a la vez está tan claro... Con él me siento completa, llena. Cuando él no está no puedo sacarle de mi cabeza, no puedo evitar pensar en lo maravilloso que será besarle cuando solo el hecho de que me diera la mano en un cine me hizo temblar y sentir con tanta intensidad que pensé que estaba soñando. Cuando me mira, despierta en mi tanto... Cuando me habla y se sonroja me dan ganas de besarle allí mismo. La verdad es que no sé lo que me impide besarle, me ha dejado muy claro que está deseándolo pero simplemente no consigo reunir el valor suficiente como para lanzarme. Mis amigos lo hacen parecer fácil, me dicen que simplemente me lance, pero lo que no entienden es que me gusta mucho. Muchísimo. Y yo a él también. Tanto que ha dejado a su novia francesa para pedirme ser su novia. Me gusta tanto que siento que todo esto no es real, que es cosa de mi imaginación, porque siento como si estuviera viviendo en una de esas películas pastelonas que tanto me gustan. Por alguna razón que desconozco, cuando pienso en ti y en mi, no siento nada. He leído las otras cartas– que normalmente despiertan una llama en mí– y nada, ni una chispa. Nada, sólo siento como que está mal, que no deberíamos estar juntos. Y esa es la señal que necesitaba para comprender que este chico me ha robado el corazón y no piensa devolvérmelo. Que él ocupa tanto que ya no hay sitio para ti en él. Sé que suena muy dramático, no te alarmes, siempre estarás en un rinconcito de mi corazón guardado, pero ahora no serás más que un bonito recuerdo de mi adolescencia. Podría entrar en detalles, podría decirte cómo nos conocimos o como se desarrolló todo pero no quiero, no quiero hablarle de mi nuevo novio a una persona con al que me gustaría haber tenido algo. Además, siento que por una carta no puedo expresar lo que este chico me hace sentir. No te preocupes, te contaré todo en persona, ya me conoces, y te miraré a los ojos y te diré lo feliz que me hace sentir. Y con eso habré borrado todo rastro que hayas podido dejar en mi.

Siempre en un lugar de mi corazón,

Una alumna más se despide.

Cartas a mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora