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Muchas gracias a todos los que leéis mi historia y, sobre todo, a los que me habéis dejado vuestro comentario: AllenWalker249, AndromedaBlackSnape, Who_Knows_You, Samy170491, trinidadfigueroa, JudithSnape1, LunaLyraBlackMalfoy, Lola-tan, daaniela_saenz, Harrypotterez, Snape_es_mi_pastor, BoxPandora, mabel-chan13, Gappss, miushinoshmi, Persefone90, Grody10, xcUnicorxc, loremar96, DesiRaiden, karenschmidt148553 y pinetree94.

Aquí os dejo el noveno y último capítulo de esta historia. Espero que os guste.

OoOoO

Capítulo 9

HuSnape no volvió al camarote en toda la noche. De hecho, había decidido dormir en cubierta durante lo que quedaba de viaje. Aunque resultaba incómodo y hacía algo de frío, prefería soportar las inclemencias durante los pocos días que quedaban hasta llegar a puerto antes que compartir de nuevo camarote con el joven, o siquiera rebajarse a echarlo de él por despecho.

La tensión entre ambos era más que evidente. No volvieron a mencionar el asunto, pero sólo porque en los días que siguieron a su discusión apenas volvieron a hablarse.

Sin embargo, Harry no se podía seguir engañando por más tiempo: echaba de menos las manos y los labios del hombre, el calor de su cuerpo, el cosquilleo de su aliento junto a su piel, la seguridad que sentía entre sus brazos. Sabía que había sido injusto y que lo más probable era que sus razones para hacer el amor con él no fueran las que le reprochó. Quizá la atracción entre ambos era sincera y sólo había sucumbido al deseo, y nada más. Eso no era ningún crimen, ¿no? Pero Harry era más tozudo de lo que le convenía y no hizo nada para acortar la enorme distancia que los separaba de repente.

Y entonces, un día, el vigía gritó desde su cofa "¡Tierra a la vista!", y Harry se sintió caer en un pozo sin fondo. Estaban llegando a su destino, en pocas horas habrían de desembarcar, probablemente no volvería a ver a Snape nunca más y ni siquiera habían podido arreglar las cosas entre ellos. Subió corriendo al castillo de popa y se plantó ante él, que lo miró con el ceño fruncido y expresión inescrutable.

—¿Puedo hablar con vos, capitán? —dijo respetuosamente bajo la severa mirada del contramaestre, que estaba a su derecha.

—No es un buen momento.

—Es el único momento que tenemos.

Snape suspiró levemente y asintió de una cabezada.

—Está bien, de todos modos tengo que indicaros cómo habréis de proceder para realizar el pago del oro que nos debéis por haberos traído a puerto sano y salvo —dijo con voz fría e indiferente

—¿Qué? Ah, sí, el oro, sí, sí... —murmuró Harry, sin mucho interés en aquel asunto. Le parecía más crucial conseguir evitar que la aspereza del tono de Snape le afectara.

El capitán le cedió el timón a Malfoy, que lo tomó sin decir palabra, y los dos bajaron las escaleras para entrar en el barco. Sin embargo, en vez de dirigirse al camarote, como había imaginado Harry, Snape lo llevó a su cabina de mando.

En cuanto entraron, el hombre se situó frente a su silla, al otro lado de la mesa, interponiendo el mueble entre ambos a modo de barrera.

—Las instrucciones son claras: cuando toquemos tierra —dijo Snape, con el mismo aire desafecto y directo al grano que usara antes—, bajaréis junto a Neville. Vos solo, sin vuestros sirvientes. Él os acompañará a donde haga falta para que le entreguéis el oro que nos habíais prometido. Cuando él regrese con nuestra recompensa, vuestros dos amigos podrán desembarcar también de la nave, pero no antes.

—¿No te fías de mí? —repuso Harry, sin ocultar el tono herido de su voz.

Snape pareció vacilar, pero duró apenas un segundo.

El príncipe de los maresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora