Parte 5

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Antes de leer, piensen dos veces. Esta loca perdió el cerebro y puede ser contagioso...




Lo apreté contra mi cuerpo, y sentí como se estremeció en mis brazos.

-P-para... - dijo en un susurro pero a quien engañaba, tanto Ken como yo lo deseábamos, no quería parar, no podía hacerlo. Quería desgarrar su ropa en ese instante. La mamada que me regalo aquel día me dejo con el deseo de poseerlo totalmente, no era el mismo lo sé, Ken despertó en mi esa lujuria contenida, mi lado salvaje, el que un día se lo negué a la persona que realmente amaba por mi maldito miedo, mi primera vez,  no pude dárselo a él.


**

Estaba sentado sobre el sillón viendo una película romántica  sugerida por mi novio. 

Binnie se encontraba recostado con su cabeza sobre mi regazo, de pronto comencé a sentir suaves caricias sobre mis piernas, y no era para menos la escena que veíamos estaba subido de tono en un aspecto erótico. Sentí mis piernas temblar ante su rose.

Llevábamos unos meses de noviazgo y no lo habíamos hecho todavía, no porque no lo deseara, sino porque sentía  pavor, un miedo terrible por lastimarlo, lo amaba más que a nada en el mundo, él era todo para mí. Y no es que no lo hayamos intentado ya, sé que él lo deseaba tanto como yo, porque muchas veces sus manos tocaban más de lo necesario y sus besos que escudriñaban cada parte de mi ser me hacían creerlo, pero mi maldito miedo siempre estuvo latente y lo esquivaba con cualquier excusa.

-¿No me deseas? – dijo ese día tristemente al no recibir reciprocidad. No respondí. No sabía que decirle, y mientras buscaba las palabras correctas que no lo lastimaran tarde comprendí que mi silencio lo hirió más.

Se levantó del sillón, tomo su abrigo y se marchó. Tal vez lo herí tanto que luego tuvo que buscarse a alguien que lo complemente como yo no pude hacerlo.

Aunque sigo sin comprender porque no me dio una segunda oportunidad, porque no me escucho antes de dejarme tirado.


**

Y justo ahora me encuentro tocando y explorando el cuerpo de otra persona por la cual no tengo sentimientos más que de deseo y curiosidad, el deseo por poseerlo de una vez que lentamente me estaba cegando desde el primer día que lo vi.

Lo empuje hacia la pared, le mordí el cuello, y continúe saboreando, acariciándolo con la lengua cada parte de su piel expuesta de su ropa. Ken jadeaba. 

Con la otra mano le agarre los cabellos para que me viera y obligarlo a corresponder lo que quería hacer con su boca, sin embargo él se puso firme y girando su cabeza volvió a evadir mis labios. No sabía cuál era su problema, pero me daba igual, al menos en ese momento.

Nuestros pechos estaban pegados, nuestras respiraciones agitadas. instintivamente sus piernas se enrollaron a mis caderas y yo lo agarro apretándolo más contra mi cuerpo. Mi erección se hace mas evidente cuando Ken empieza a moverse de arriba abajo con anhelo, provocando mas de un gemido de mi parte. Sentí que toda mi sangre se concentraba en mi parte baja que apretaba y comenzaba a doler.

-¡Joder! Te deseo tanto – gemí cerca de sus oídos

-Entonces tómame... – respondió

Nuestros ojos se conectaron compartiendo el mismo brillo de deseo. Se soltó de mi agarre y con desespero busco las llaves en su pantalón, jalo de mi chaqueta y corrimos en dirección a su habitación, yo solo me deje guiar sin preguntas, en cada paso que dábamos la necesidad por tocarnos aumentaba.

Fin Del Juego (Keo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora