Capitulo 5

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Alison salió del baño con una toalla atada alrededor de su cuerpo y se dirigió a la habitación de invitados. Esperaba encontrar a Ian dormido, pero se llevó una sorpresa al encontrarlo de pie al lado de la cama, ajustándose su corbata. Cuando él levantó la vista del suelo y sus ojos se encontraron, no había ninguna emoción en ellos. Ian salió de la habitación, pasando por su lado, sin siquiera articular un buenos días y Alison no podía estar más sorprendida. Cerró la puerta y se apoyó contra ella cerrando los ojos y suspirando. ¡Estúpida! ¿Acaso pensaba que para Ian eso había significado algo? Claro que ellos eran amigos e incluso ella pensó que la respetaba, pero al fin y al cabo era un hombre de veinticuatro años que se emborrachó y no controló sus instintos.

Ian estaba jugando con las llaves del coche entre sus dedos, planeando qué le diría al padre de Alison cuando esta bajó las escaleras. Levantó su vista y su cerebro se volvió borroso. Recordaba todos los detalles de la noche anterior y lo que le aterraba era lo bien que se lo había pasado...¡con la hija de su jefe! ¡Una cría de dieciséis años!

-¿Vas a hablar conmigo o vas a pretender qué soy invisible?-la dulce voz de Alison retumbó en sus oídos, haciéndole volver a la realidad.

-No hay nada de qué hablar.-dijo levantándose del sofá.-Lo de anoche fue un error.

-¿Y dejarás que esto se vuelva incómodo por eso?-le preguntó cruzando los brazos sobre el pecho.

-Mira Alison, para empezar, no debí aceptar tu estúpida idea de tomar alcohol y, mucho menos, perder el control de semejante manera. Créeme que si pudiera volver el tiempo atrás, evitaría semejante escena.

Alison tragó fuerte y asintió.

-Genial. Ya veo que todo está dicho.

Giró sobre sus talones y comenzó a caminar apresuradamente hacia la puerta principal. Ian la siguió, pero se dio cuenta en cuanto salieron a fuera de qué ella no se dirigía hacia el coche.

-¡Alison! ¿A dónde vas?

-¡No te preocupes por mí! ¡Volveré a casa por mí cuenta!

Ian hizo una mueca y echó a correr los pocos metros que le quedaban para atraparla. Agarró su mano y la hizo dar la vuelta.

-¡Has venido conmigo, vuelves conmigo!

-¡Suéltame Ian! Soy bastante mayorcita como para no perderme, gracias.

Ian soltó su mano, pero ella no echó a correr y el no se movió ni un solo centímetro. Se quedaron allí ambos mirándose, miradas furiosas en sus caras. Ian tenía la mandíbula tensa y sus ojos no dejaban de taladrar a la pequeña chica, pero parecía que ella había sacado algo del coraje que tenía escondido.

Ian maldijo por lo bajo y frustrado, se pasó la mano por el pelo.

-Mira Alison, no quise decir eso...solo que esto-hizo un gesto entre ambos-tu y yo, no está bien.

-¿Te has dado cuenta? Ya ni siquiera me llamas princesa o bebé. ¿Desde cuándo soy Alison para ti?

Ian se quedó mudo, mirándola con pena y ella negó con la cabeza.

-Está bien. Volveré con una amiga. Tú ve a casa e invéntate la escusa que creas que papá se creerá.

Se dio la vuelta y echó a andar mientras sacaba un teléfono para llamar a alguien.

Las semanas fueron pasando y las cosas seguían siendo incómodas y frías entre ambos. Ian seguía siendo su chófer y la llevaba a todos lados, mientras que Alison siempre procuraba no verse tan afectada. No es que ella hubiera pensado que él le juraría amor eterno y le pediría matrimonio. Pero sí que por lo menos, aunque pensara que fue un error, hablara con ella e intentaran hacer las cosas más llevaderas y cómodas para ambos. Pero sin embargo solo se encontró con el enorme muro que Ian plantó entre ellos.

Jugando a que nada es real [ACABADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora