Capitulo 7

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Ian se dejó caer en la cama y juntó sus manos debajo de su cabeza. Tomó una respiración honda y negó con la cabeza. ¿Cómo había sido tan estúpido de follarse a Alison en el baño de su casa mientras celebraban la fiesta de su compromiso? Le había aturdido la forma en la que ella se entregó a él: salvaje y feroz. Ella no era la niña inocente que conoció. Ni siquiera se le parecía. Ahora Alison era todo maquillaje, cosas caras, cabeza bien alta y pasos de diva. Por no hablar del sexo y el hecho de qué se iba a casar con un hombre solo por dinero. ¿Dónde estaba su niña? Esa niña que conoció ocho años atrás, que amaba el ballet, las falditas rosas con tutu y le daba un beso a su papi todas las noches antes de irse a dormir. Esa niña que salía del colegio gritando y dando saltitos hasta llegar a la limusina, donde él la recogía y la llevaba a casa mientras que ella se pasaba todo el camino contándole las cosas que había hecho. Esa chica que no dudaba en mostrar una linda sonrisa sincera y preocuparse por los demás. ¿Cuándo demonios había cambiado?

Alison pasó la página de la revista mientras daba un sorbo a su bebida. Amaba el clima cálido del verano, sobre todo porque podía hacer lo que estaba haciendo justo en ese momento: sentarse en una silla de plástico, bajo una sombrilla al lado de su piscina y leer. Solamente tenía puesto su traje de baño de una pieza negro. Aunque solía preferir los bikinis, este era uno de sus favoritos, ya que la parte de arriba realzaba sus pechos y además dejaba todo su estómago y espalda al descubierto, salvo una franja que iba de arriba abajo, juntando ambas partes.

Siguió leyendo el apartado de moda hasta que una sombra se colocó delante de ella. Levantó la vista, cubierta por unas gafas de sol y miró al individuo que la había privado de su luz solar.

-Padre...

El hombre se sentó en la silla que estaba delante de ella y apoyó sus codos sobre la mesa de plástico.

-¿Dónde estuviste anoche en la fiesta?

Alison cerró su revista, ya que sabía que su padre odiaba cuando no le prestaban atención, y la dejó encima de la mesa.

-En la fiesta. ¿Dónde si no?

-Estuviste desaparecida...

-Estuve buscando algún lugar solitario. Tantas personas me estaban agobiando.

La mirada de su padre no era nada amable. La miró de arriba abajo y después giró su cabeza a otro lado.

-La boda es en dos semanas.

Alison se obligó a no gritar.

-¿Cuándo la adelantaste?

-Anoche Leo y yo lo hablamos.

Leo y él. Eso era todo lo que ella escuchaba últimamente. Su opinión ya no le interesaba a nadie, además parecía como si su primo y su padre tenían algún tipo de plan oculto.

-Llama a una diseñadora y ponte de acuerdo con ella sobre todos los detalles.

Su padre se levantó de la silla y desapareció dentro de la casa. Alison suspiró y echó su cabeza hacia atrás. Desde qué su padre se enteró de qué ella llevaba dentro a una criatura, cambió radicalmente. La obligó a abortar y a irse lejos. No hacía falta que lo dijera para que ella se diera cuenta de qué la consideraba una vergüenza. Desde ese momento, nunca más se volvió a interesar por ella, nunca más volvió a llamarla abejita, o si quiera hija. Alison había llorado durante muchísimo tiempo por aquello, pero después se dio cuenta de qué no valía la pena. Empezó a refugiarse en las drogas, el alcohol y el sexo. Se olvidó de qué tenía padre y no volvieron a hablar en meses. Es más, ella ni siquiera le dijo a su padre que volvería a España, fue su director el que llamó a su casa y le informó. La última vez que habían hablado había sido unos seis meses atrás cuando su padre le informó de qué se casaría con Leo. Lo hizo pintar como si no tuviera opción, pero Alison tampoco iba a quejarse. El amor para ella no existía, porque los tíos siempre acaban haciéndote daño y ella lo sabía de sobra por lo que su padre e Ian le hicieron. Así que no tenía pensado casarse algún día. Y tener un esposo rico no venía nada mal...ya que ella sabía que su padre era capaz de desheredarla en cualquier momento.

Se quitó las gafas y el sombrero y los dejó sobre la mesa de plástico. Luego se levantó y caminó hasta el bordillo de la piscina. Se tiró al agua y se buceó hasta tocar el fondo.

Después de secarse, Alison cogió su toalla y comenzó a caminar hacia el interior de la casa. Saludó a una de las empleadas al pasar por al lado de la cocina y se dirigió hacia las escaleras.

-Un día espléndido. ¿Disfrutando del sol?

Se dio la vuelta al escuchar la voz de Ian.

-Sí. Deberías intentarlo. Tal vez así se te quita algo de la amargura.

Ian le dedicó una sonrisa y lado y negó con la cabeza. Metió sus manos en los bolsillos del traje negro y ladeó la cabeza.

-Tu padre me acaba de informar que adelantasteis la boda. ¿Tan enamorados estáis qué no podéis esperar?

Sus palabras venían con cierto tono cínico y frío. A lo que Alison solamente contestó sonriendo ampliamente mientras bajaba las escaleras para acercarse a él.

-Siento que es el hombre de mi vida. No puedo dejarle escapar.

-¿A él o a su dinero?

Alison soltó una carcajada y caminó todavía más cerca.

-Ian, Ian, Ian...-dijo suspirando.-¿Por qué tienes que meterte dónde no te llaman?-Alison recorrió su dedo índice por la mandíbula de Ian y se mordió el labio.-Sé un chico bueno y no defraudes a mamá, ¿quieres?

Ian rió y la miró con ojos hambrientos.

-Estás buscando que te folle con tu padre a dos cuartos de distancia.

Rápidamente Alison se echó hacia atrás y miró a los lados, recordando que estaban en medio del pasillo de su propia casa. Pero las palabras de Ian habían hecho efecto en ella así que tiró de su brazo y lo hizo subir las escaleras. Empujó la puerta de su cuarto y metió a Ian al interior. Se apoyó en la puerta y se tomó unos segundos para mirarle de arriba abajo. Seguía preguntándose por qué ese hombre trabajaba de chófer en vez de trabajar de modelo. Su cuerpo era perfecto. Digno de babear.

Agarró su corbata y tiró de ella, acercándolo a su cuerpo.

-¿Quién dijo que no estaría de acuerdo?

Ian sonrió como un niño malo que planeaba alguna travesura y agarró su cintura, pegándola a él.

A Alison le estaba empezando a doler la cabeza. ¿Nadie le dijo a esa estúpida diseñadora qué ella estaría de acuerdo con cualquier cosa qué ella elegiría? No hacía falta que se pusiera a mostrarle todos los modelos que tenía...

Después del buen sexo que tuvo con Ian, éste salió prácticamente corriendo porque Alfonso lo llamaba. Alison sabía que era imposible que su padre les pillara, sobre todo por qué hacía años qué él no subía a su cuarto a revisarla. Desde qué decidió que ya no era su hija, no le importaba en lo más mínimo lo que hacía.

Jugando a que nada es real [ACABADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora