El inicio de una Maldición

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Hay tantas cosas que quiero contarles, pero no sé por donde empezar... Bueno, vamos al día en que todo comenzó: El día de mi nacimiento.

Era un día normal, un 28 de febrero (era año bisiesto), todo iba bien para mi mamá, hasta que nací... Eran exactamente las 12:00 AM del 29, raro ¿No?, lo primero que pasó fue que una doctora resbaló sosteniéndome. La suerte, me agarraron a tiempo, la mala suerte, a la pobre doctora se le rompió un brazo, ¿Que cómo pasó? Nadie sabe, solo sé que desde ese día, empezó mi tortuosa vida.

Después de que a mi mamá le dieran de alta en el hospital, ella fue a verme a la sala de recién nacidos. Al parecer, la ropa que yo llevaba puesta estaba toda vomitada: un lindo trajecito rosado con mi nombre bordado y con un hermoso y húmedo color crema... Cuando era hora de entregarme a mi mamá, ella le preguntó al doctor que si me habían chequeado, que si todo estaba bien; él respondió que todo estaba perfecto... Bueno, esas fueron las últimas palabras del doctor... No estoy diciendo que se murió! Solo digo que al pronunciar esas palabras, yo vomité, y no hacia mi mamá, sino hacia la boca del doctor que aún estaba diciendo ''Perfec...''... Mi madre me contó que no fue muy lindo que digamos. Ella se disculpó con el doctor, quien estaba tosiendo y respondió que no importaba, y fue a cambiarme de ropa.

Después de limpiarme y buscarme ropa limpia, mi mamá me puso en uno de esos cochesitos para bebé. Ya íbamos saliendo del hospital, y mi papá nos esperaba afuera con su carro. Y de repente mi mala suerte actuó de nuevo: mi mamá se cayó al piso por un peldaño que no estaba bien puesto, mientras caía, ella empujó mi coche y empecé a rodar calle abajo.

¿Por qué había una colina justo al lado del hospital? Excelente... Mi cochesito iba a una velocidad que a un ciclista profesional le daría miedo. Pasé por 3 semáforos sin pararme en los que estaban en rojo, los autos me pasaban por el lado y los conductores al verme frenaban, ocasionando un gran choque... Pero yo seguí adelante, como el Rayo McQueen, sin detenerme. Hasta que llegué a una subida, pero solo hasta la mitad. El coche se devolvió por donde vino. Pasé el choque de autos sin ser detenida, los policías de tránsito me empezaban a perseguir, pasé los 3 semáforos, y hasta pasé a mis propios padres que me estaban tratando de alcanzar. Llegué a lo que era la colina del hospital, y al fin paré.

Ellos llegaron a donde estaba, cansados y el sudor escurriéndoles por la cara, me dijeron que me encontraron riendo. Una linda bebe con un lindo traje rosita... Se acercaron a abrazarme y SPLASH!!... Vomité. Sus caras quedaron completamente sucias, y yo, riéndome con mi lindo trajecito que decía: Harper Benjamín, y solo mi apellido salpicado en vómito. Después de calmarse y montarme en el auto, ellos creían que ya estaban a salvo y tranquilos, pero ¿Quién iba a estar a salvo conmigo cerca? Y más en el mismo auto...

Empezamos a rodar normal, sin ningún acontecimiento, hasta que llegamos a mitad de nuestro camino a casa. El auto pasó por encima de unos cristales rotos... Unos cristales no le harían daño a las ruedas, pero como estaban conmigo, las 4 llantas se pincharon. Duraron casi el día entero esperando a una grúa. Cuando llegó la grúa, salió un hombre grande y robusto con un traje de conserje que le quedaba demasiado pequeño, hasta se le veía parte de la barriga, y en la tarjeta del traje decía: Minny. Minny amarró el gancho a la parte delantera del carro, y cuando la grúa arrancó conmigo y mis padres adentro, toda la parte en que estaba el gancho amarrado se desprendió del vehículo. Después de demasiados problemas para un día, llegamos a casa.

Una linda casa con hermosa vista a la playa de Malibú. Sip, sería una vida perfecta, eso si no fueras yo... Desde que mis padres me entraron a la casa, todo empezó a ir mal. Cuando abrieron la puerta, se cayó un retrato de su boda que estaba en la pared, se rompió en el piso. Luego mamá recordó que había dejado la lavadora encendida afuera y corrió a apagarla... Mala idea correr con una lavadora botando agua y jabón... Desde que entró a la habitación de lavado, encontró un río de agua en el piso, no le dio tiempo a retroceder, y cayó redonda en la piscina de agua y jabón que salía de la lavadora. Mientras mi mamá recogía todo ese desorden, mi papá estaba conmigo en la sala. Me dio una maraquita para que jugara, y cuando ésta tocó mi mano, la parte de arriba se desarmó y solo quedó el palo que la sostenía. Después me llevaron a mi habitación, las paredes en ese entonces eran de color lila, en cada pared habían dibujado muñequitos y peluches; el techo era de color blanco, de él colgaba un lindo carrusel que contenía ponis y hadas. En el medio de la habitación había una cuna rosada, de un lado se encontraba un linda alfombra de mariposa en el piso, y del otro lado estaba lleno de peluches: habían ositos, un jirafa, un hipopótamo, también había muñecas de trapo... Todo bien hasta ahora. Me pusieron en mi cunita, y ésta se cayó. Unos segundos más tarde, el adorno del techo me cayó encima. Y así fue, en todo en lo que me sentaba o estaba cerca se caía, o se destruía, o simplemente se desarmaba mágicamente: mi silla de bebé en que me daban la comida se cayó conmigo encima, mientras montaba mi caballito de madera este se desarmó, y prácticamente todo lo que colgaba o estaba a un metro por encima del suelo en mi habitación, se cayó.

Mis padres empezaron a sospechar que algo estaba mal conmigo, porque desde que nací solo ocurrían cosas malas. Su vida era perfecta hasta que me tuvieron, es duro, lo sé, pero es toda la verdad. Parece como si yo vine al mundo envuelta en maldiciones. Me dijeron que ese fue el día mas raro y desastroso de sus vidas, hasta ese momento, claro, porque después de ese día, no solo mi vida empezó, sino que la de ellos dio un giro de 180 grados. Pero no para bien...






Peque Pickle🌸

La Ley de BenjaminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora