Sonó de nuevo el timbre. Kurt se volteó, me miró y dijo:
-Tal vez sea el portero.
Estaba tan cerca de la puerta como Kurt, pero no la quería abrir. No creía que fuera el portero.
Fuera de eso estaba en pijama, y me faltaban dos botones en la camisa. Kurt dijo:
-Yo abro.
Antes de que Kurt se deslizara por entre el televisor y la puerta de la habitación, mamá y la
Trabajadora Social ya estaban en el comedor y Tatiana y Oliver también.
-¿Es que nadie va a abrir? -preguntó la Trabajadora Social indignada y fue hacia la puerta.
Mamá se fue junto a ella. Se veía molesta. La Trabajadora Social abrió la puerta.
¡Alí Babá estaba allí, con la chaqueta de piel, la camisa hindú, los pantalones pintados y el
sombrero de fieltro rosado en la cabeza! Le sonrió amigablemente a la Trabajadora Social.
-Perdón -dijo-, disculpe usted que la moleste tan tarde, busco a ... -Alí Babá miró hacia adentro-.
Busco ... ¡Ah! ¡Ahí está mi tesoro!
La Trabajadora Social piensa que las personas que se visten como Alí Babá no son serias, sino
hippies desharrapados, y le dan miedo. Se alejó de Alí Babá y éste interpretó el gesto como una
invitación a entrar.
Primero se limpió los pies en el tapete de la entrada y luego entró y se quitó el sombrero diciendo:
-Muy buenas noches. No los molestaré por mucho tiempo, sólo quería... -se puso nervioso y
empezó a tartamudear, lo cual no era extraño pues todos lo miraban indignados y creo que yo era
quien lo miraba con más indignación.
Traté de decir algo así como: «Buenas noches, Alí Babá. ¿Qué quieres?», pero no me salió ni una
palabra. Alí Babá se pisó un pie con el otro, convirtió su sombrero de fieltro en una salchicha rosada y
me miró pidiendo ayuda. La ayuda vino de Kurt:
-¡Buenas noches, joven!
Entonces Alí Babá sonrió amigablemente y dijo:
-Sólo quería decirle a su hija algo urgente, y pensé que podría hacerlo ahora porque pasé por aquí
de camino a casa.
-¡Bien, pues díselo! -dijo Kurt amigablemente.
-Es que debe ser en privado -dijo Alí Babá.
Kurt asintió y señaló la puerta de mi habitación.
Agarré la bata de levantarse de Kurt del baño y me la puse. Me fui detrás de Alí Babá y lo alcancé
frente a la puerta de mi habitación.
-Sigue -dije y abrí la puerta. Alí Babá entró en mi cuarto y se dejó caer en la cama de Ilse. Yo cerré
la puerta.
-Oye, cariño -dijo Alí Babá-, ¿qué fue esa horrible pesadilla?
-¿Qué cosa? -pregunté como si en realidad no supiera de qué me hablaba.
ESTÁS LEYENDO
Por favor, vuelve a casa
Teen FictionPor favor, vuelve a casa es una novela emblemática de Christine Nöstingler, impacta nuevamente con su emotividad y su potencia narrativa en este relanzamiento. Ilse, una adolescente de 14 años, decide escapar junto a un hombre. Deja atrás a su madre...