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Pasado.

Caminaba de un lado al otro sin poder detenerme estaba tan nerviosa, pero debía hacer el esfuerzo por él.

Debes ser muy pero muy inteligente, Daniela.

No paraba de repetirme eso cada dos por tres.

Guillermo siempre hacía tantos sacrificios para poder verme que era imposible que en SU día no hiciera lo mismo, era lo menos que podía hacer. Le debía tanto y el simplemente no se daba cuenta.

Bueno, su sacrificio era tener que esconderse para que mis padres no nos vieran juntos nunca. Hasta ahora ha funcionado muy bien, al menos con papá...en cambio que Ana, mi madre, eso es otra historia diferente.

Seguro era bruja.

-Deja de caminar por toda la casa me tienes harto.- El bigote de mi padre tembló y algo en mí se estremeció, cada vez le tenía más miedo que respeto, cada vez era un poco más agresivo. Y no es lo mismo una cosa, el respeto y la otra, el miedo, lo sé gracias a Guillermo.

La mayoría de las cosas las he aprendido con él, resulta que mi amigo es bastante inteligente.

Sí, él sabe muchas cosas, es mi mejor amigo y debe ser así, no puedo estar con personas que no sepan nada, a mí me gusta aprender y saber la respuesta de todo.

Guillermo es mi único amigo no es tonto pero hay cosas que prefiero guardarlas y no contarle cómo el hecho de que mi papá es cada vez un peor hombre, son demasiado vergonzosas incluso para que las sepa mi mejor amigo.

Me fui de la sala con paso lento sin quitarle la vista a mi padre y a la bebida que tenía en la mano, esto no sería bueno, empezó con la bebida desde muy temprano y eso casi siempre terminaba en una pelea segura.

No iba a casarme con alguien que le agradara la bebida y yo tampoco sería una persona así. El alcohol cambia a las personas y no precisamente para bien.

Mi pobre e idiota madre es la que sufre más con todo esto, no comprendo cómo puede soportar todo lo que le hace mi padre...el amor no tiene ningún sentido para mí. Lo que sí tenía claro es que no hay nada mejor y más puro que la amistad, como la que tengo con Guillermo.

-Dios.- Chillé recordándolo de nuevo.

-No irás.- Pasaba por la puerta trasera de la cocina y casi me da un infarto al escuchar la voz de Ana.

-¿A dónde?- Miré a mí madre y lo sabía, ella estaba estresada, el cigarrillo que decoraba su mano era la evidencia.

Punto dos, tampoco tendría ese horrible hábito. ¿Qué les pasa a los adultos? ¿No podían ser adictos a cosas mejores? El chocolate es una buena adicción y no hace daño...bueno, no casi.

-No te hagas la ingenua.- Bien, cambié de estrategia. Mamá es una bruja y sabe lo que quiero, siempre lo sabe.

-Vamos...nunca me dejas hacer nada.- Empecé a implorar. Odiaba rogar pero con mi madre era ya una costumbre, quizás a ella le gustaba que lo hiciera. Cosas de padres, supongo.

-Y mucho menos con él...- Ahora hablamos de Guillermo. Mamá nunca dice su nombre y tampoco me permite decirlo.

-Es tonto...- Me crucé de brazos mientras la miraba suplicante. Necesitaba ganar aunque sea una vez está batalla.

-Eres una ilusa ¿No ves acaso desde qué hora está tomando? ¿No lo conoces?- Sus labios rojos temblaron unos segundos antes de volver a su control habitual.

Tampoco es como si fuera a salir hoy pero supongo que el hecho de que mi padre esté borracho volvía a mamá un poco loca también.

-Por favor...- Mi madre hizo un ruido molesto con la boca antes de darme la espalda e ignorarme por completo. Bueno eso no fue un no rotundo. Aún faltaban cuatro días para la fiesta, podía lograrlo.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2018 ⏰

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