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Ha pasado un mes desde que Abi y Derek comenzaron a experimentar el fin del mundo, sus vidas han cambiado de una forma radical. Derek ha cambiado drásticamente desde la muerte de su amigo, se ha vuelto un chico serio, distante y con las ideas muy claras. Ahora vive con el grupo de Will, que cada vez han sido más, ayudando a personas que andaban perdidas y en apuros por esas criaturas cristalizadas. Ha sido todo un mes de cambios para nuestro protagonista, simplemente tiene en mente salvar el mundo de esas cosas sin importar lo que tenga que hacer, aparte, quiere averiguar el origen de su tatuaje.
Will, Derek y el resto del grupo se encuentran ahora mismo en el interior del bosque Fleint, van variando de lugar según el riesgo que corran por ataques, tanto de las criaturas como de soldados. No saben realmente por qué siguen atacándoles, pero el grupo de Will no desiste, decidieron pelear contra ellos para sobrevivir. Derek, ha llegado a una conclusión según ha observado este tiempo, y es que en esos "refugios" la gente no sabe lo que está pasando realmente ahí fuera.
Will y Derek han cogido mucha confianza, dado que el muchacho quiso aprender a disparar, a defenderse y a sobrevivir, y éste no se negó a enseñarle, así que con el tiempo nuestro joven protagonista se ha convertido en la mano derecha del hombre con barba.
El chico se encuentra caminando por el bosque, hablando con su líder por walkie.
- Derek, ¿has encontrado algo? – Decía Will con alguna que otra estática.
- Todavía no, sigo buscando – Caminaba con sus botas, que parecían haber estado presentes en mil batallas de lo sucias y gastadas que estaban.
- Será mejor que encuentres algo pronto, dudo que esta noche quede algo para comer.
- Tranquilo, cuando vea algo le... - El chico se calló y se paró en seco.
- ¿Qué? Repite, creo que se ha cortado.
- He visto algo, ahora hablamos – Apagó el walkie y lo guardó en su mochila y sacó el rifle que iba pegado a su espalda.
Era un ciervo, precioso y elegante, con una cornamenta que relucía al ser acariciada por los rayos del Sol. Derek se agachó con cuidado, despacio, con sigilo para no ser descubierto y poder apuntarle con precisión. El animal comía tranquilo, jamás pensaría que iba a ser disparado por un humano, tal vez era mejor así. El chico se preparó para apretar el gatillo, el animal seguía comiendo, era un blanco perfecto.
Y justo cuando iba a disparar, se oyeron unas risas no muy lejos de aquella escena. El ciervo alzó sus orejas y logró ver a Derek, por lo que salió corriendo. El chaval maldijo aquellas risas ajenas. Decidió asomarse, con cuidado para no ser visto.
Logró ver el origen de aquellas risas, era un grupo de mujeres, todas ellas con máscaras de gas. Derek dedujo que debía ponerse la suya, ya que así pasaría desapercibido y no se alarmarían al ver a alguien sin una máscara de gas, en caso de que le descubriesen.
De lo que podía ver entre las ramas, era un grupo pequeño, de unas seis mujeres, de distintas edades. Había una mujer que iba delante de todo, parecía ser la "líder", las estaba guiando hacia algún sitio. Llevaban bolsas y mochilas, pero parecían vacías, no tenían ningún peso. Las estuvo siguiendo alrededor de un cuarto de hora, hasta que se detuvieron.
- Bien chicas, ya sabéis cómo funciona esto, pero tenemos una nueva novata en nuestro campo hoy, así que explicaré lo que haremos, ¿os parece bien? – Era una mujer ancha, con el pelo castaño y un tono de voz que la hacía parecer una buena persona. Las demás mujeres asintieron.
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REFLEJO.42 (MUESTRA) - Libro 1
Novela JuvenilEs curioso, lo rápido puede llegar el fin de todo lo que uno conoce. En un abrir y cerrar de ojos, puedes perder a tu familia, a tus amigos... Todo. Aquel día, las vidas de Abi y Derek, así como las del resto de la humanidad, cambiaron por completo...