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Derek y Abi seguían en la moto, ya casi estaban llegando al campamento de Will. No hablaron durante todo el camino, ella no dejaba de pensar que se sentía más libre que en Saint Cage, él simplemente miraba por dónde debía seguir. Pararon, ambos bajaron de la moto y entonces Derek comenzó a empujarla hasta adentrarse en el bosque, allí, Will y los suyos estaban despiertos, nerviosos, probablemente por el sonido de la alarma del refugio. Entonces Sonya vio cómo se acercaban y advirtió de ello a los demás. Will se acercó directamente a Derek, sin importarle quién le acompañaba.

- ¡Derek! La madre que te trajo... ¡¿Dónde estabas?! – Puso sus manos en los hombros de Derek, a pesar de sonar cabreado, su cara reflejaba una preocupación por el muchacho.

- He hecho lo que tenía que hacer, Will, nada más – Mirando a la chica.

- Oh por Dios... ¿Has ido? ¡¿Has ido al maldito refugio tú solo, chaval?!

- Sí, ¿y ves? No ha pasado nada, te dije que podía hacerlo.

- No se trata de eso Derek... - Dijo soltando un gruñido – Esto no acabará aquí, y cuando acabe, no lo hará de una buena forma.

- Will, necesitaba hacer esto, ¿de acuerdo? Siento haberte desobedecido, pero tenía que hacerlo.

Entonces, todas las miradas se posaron sobre la recién llegada. Abi se sintió observada, como si fuera el nuevo juguete de una guardería, no fue algo cómodo.

- Bueno... No sé cómo habéis salido de ahí y tampoco me interesa, pero si vas a quedarte con nosotros, vas a tener que adaptarte – Will se acercó a ella poco a poco, con un tono más amigable. – Aquí no vas a tener tres platos de comida al día, no tendrás una cama cómoda ni nada así, vas a vivir la realidad, y será duro al principio, pero te ayudaremos en lo que podamos.

- V-vale. Gracias – Abi trató de sonar firme.

- ¿Cómo te llamas, querida? – Le preguntó Sonya. Abi se la quedó mirando, era una mujer muy guapa, de unos treinta, con el pelo castaño, ojos grises, con una coleta y un flequillo que le sentaba de maravilla. Era una mujer muy bella, por muy sucia que estuviera o despeinada, se podía apreciar su belleza.

- Abigail... Abi.

- Abi... Nunca había conocido a una Abi. Encantada, yo soy Sonya, el brazo izquierdo de Will, y bueno, Derek es el derecho – Abi miró al chico, ya podía ponerle nombre, pensó que iba muy acorde con su persona.

- Es un placer.

- Bueno, entonces, ¿lo tienes?

- Si tengo... ¿el qué? – Preguntó ella, confusa.

- El tatuaje, Derek nos dijo que tenéis el mismo número escrito.

- Oh, sí – Se remangó –, no sé por qué lo tengo, ni que significa.

- Derek está igual, espero que juntos podáis ayudaros porque... No deja de pensar en que tiene que ver con lo que le ha sucedido al mundo.

- Esa es una de mis preguntas, ¿qué le ha pasado al mundo?

- Pues eso depende, ¿qué te han contado? – Sonya se sentó en un tronco.

- Cuando desperté en Saint Cage, me dijeron que habían ocurrido cientos de ataques terroristas, por todo el mundo, y que habían hecho estallar todas las centrales nucleares y eso y... En fin, que el aire es tóxico y hay mucha radiación en el exterior. ¿Algo de eso es cierto? – Se sentó al lado de Sonya.

REFLEJO.42 (MUESTRA)  - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora