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El sonido del disparo retumbó en todo el bosque, los pájaros abrieron sus alas y volaron lo más lejos que pudieron, las hojas de los árboles notaron ese pequeño impacto sonoro. Todos habían cerrado los ojos tras aquello, menos Derek, quien sólo pensaba en lo destrozada que debía sentirse Sonya en aquél momento. Se le acercó con cuidado, despacio, con la esperanza de que no le respondiera alterada. Ella permanecía ahí, parada, sin mover un músculo, con la cabeza agachada y la pistola aún en la mano.

- Sonya... - Derek se paró a pocos pasos de ella.

- Tranquilo, Derek. Puedes acercarte – Dijo una voz fría y distante proveniente de la boca de Sonya.

- Vale... - Se acercó, se puso delante de ella y se agachó – Oye, lo siento muchísimo, Jackson era tal vez el último de nosotros al que debía pasarle esto, pero sabes tanto como yo que no podemos dejarle aquí ni un minuto más... Hay que quemarlo.

- ¡Derek! – Abi se revotó tras oír aquello.

- No Abi, tiene razón... - Sonya se levantó despacio, evitando mirar el cuerpo de Jackson – Para evitar el riesgo de contagio, acordamos hacer esto. Derek... Te encargarás tú, ¿por favor? – Sonya actuaba como si no tuviera sentimientos, era algo inquietante.

- Ah... Claro. Lo haré – Dijo sin rechistar.

- Will, ayúdale... - Pronunció ella retirándose el pelo de la cara.

- Voy. Ah... Todos, volved al campamento, Sonya, no te quedes sola, hablaremos luego – Y todos hicieron caso a Will, pusieron rumbo silencioso al campamento, pero antes, Will posó su mano sobre el hombro de Abi. – Abi, quédate cerca de Sonya, ¿vale? No sé cómo puede reaccionar a este tipo de cosas – Dijo con un tono bajo.

- Vale, no te preocupes, me quedaré a su lado... - Abi aún no sabía cómo actuar frente a lo que acababa de pasar, tenía ganas de llorar, pero al ver que Sonya no había soltado una sola lágrima desde el disparo, se sentía confusa.

- Gracias, vamos, ve – Abi fue a paso rápido hasta el campamento, Will y Derek se quedaron solos con el cuerpo de Jackson.

- Esto es más grave de lo que pensaba Will, mucho más grave – Dijo Derek, mientras arrastraba el cuerpo de Jackson.

- ¿A qué te refieres, chico? – Will preguntó, curioso.

- Will, ¿pero no lo ves? – Se detuvo – ¡Jackson ha tardado una semana! Mientras que Mia tardó dos días y Carol apenas unas horas.

- ¿A dónde quieres llegar?

- A que por lo que veo, a cada persona le afecta de una manera distinta – Derek recordó las últimas muertes del grupo. Mia, una chica de tan sólo quince años, había sido infectada y estuvo inconsciente hasta los últimos momentos, mientras que Carol, su hermana mayor, de veinticuatro años, perdió la memoria y a las pocas horas, tuvieron que matarla debido a que trató de atacar a Jackson.

- Entiendo... Lo que está claro es que Carol sí llegó a rozar a Jackson, y él no quiso preocupar a ninguno de nosotros.

- Sí... Oye, necesitamos la pala y lo demás, iré a por ella, ahora vengo – Derek dejó atrás a Will y volvió al campamento con una pequeña carrera. Al llegar, Sonya estaba siendo consolada por todos, él decidió no intervenir. Cogió la pala, la gasolina y una caja de cerillas para prepararlo todo y volvió rápidamente con Will.

Juntos cavaron un poco en la tierra para poder meter el cuerpo de Jackson, procuraban agarrarlo con cuidado, no querían correr el riesgo de tocar alguno de esos cristales e infectarse. El cuerpo cabía perfectamente. Will destapó la garrafa de gasolina, y tiró varios chorros por encima, asegurándose de que quedase bien empapado. Luego, Derek prendió una cerilla arañando con fuerza el costado de la caja. No se lo pensó dos veces, la dejó caer y acto seguido el cuerpo de Jackson ardió por completo.

REFLEJO.42 (MUESTRA)  - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora