Me tomó por sorpresa tenerlos a ambos ahí. Llevaba casi cinco meses en ese lugar y nunca habían ido a visitarme, hasta ahora.
-¿Qué hacen aquí? - digo sin ganas.
-Hemos venido a buscarte, pequeña- dice Ken sonriendo.- vamos a casa.
-No quiero ir con ustedes... me quedaré aquí. - me safo de ellos y me siento en mi cama.
-Por mi, no hay ningún problema.- reconozco esa voz, es mi madre. La miro con los ojos bien abiertos.- si fuera por mi, te quedarías... pero todos insistieron en buscarte.
-Venga Alex, no seas así. En la escuela, todos preguntan por ti.- dice Ken.
-¿Qué me importa que pregunten por mi? - miro mal a Ken y salgo de la habitación. Me dirijo a la salida y veo la camioneta de mi madre, me monté sin decir más. Quería molestar a mi madre y sabía cómo hacerlo.
Después de unos minutos todos estábamos de camino hacia la casa, en silencio, solo se podía escuchar de fondo la canción de la radio. Cuando llegamos a la casa, no digo nada y me dirijo directo a mi habitación. Quería seguir en mi soledad, consumiendome a cada segundo.
-¡Enana!- dice animado Ken tras de mi pero cierro la puerta en su cara.
-Déjenme sola...- me acuesto en la cama y cierro mis ojos, suspiro al sentir lo suave que estaba mi cama y sonrío suave.- se puede decir que te extrañe.- quedo rendida antes los brazos de Morfeo hasta que siento unas suaves caricias.
-Chiquilla...- escucho los susurro pero estaba tan cansada que no pude abrir mis ojos. - Eres tan testaruda, pero así eres encantadora. - siento que la persona se iba al levantar y la tomo no sé de dónde.
-No te vallas.- digo con voz quejosa.- Por favor...- susurro y la suelto.
Tres horas después me desperté, tenia una hambre que me llevaba. Muerdo mi labio pensando, no quería ver a nadie y si bajaba lo más seguro tenia que ver a alguien. Vencida por el hambre terminé levantandome y dirigiendome a la planta baja para ir a la cocina.
Por suerte no había nadie, suspiro aliviada y abro la nevera viendo las delicias que habían dentro pero comienzo a sentirme mareada. No creo lograr cocinar nada en este estado, me arrodillo frente a la nevera aún abierta pero fue un error. Lo primero que te dicen cuando te falta el aire es que no te bajes... que te sientes en una silla o algo.
-¿Enana?- esa voz, ese tacto.- ¿Qué tienes?
-Me siento mal...- susurro sosteniendome de Logan.
-Vamos a sentarte en una silla, ven, no te vayas, escucha mi voz.- sin fuerza trato de ayudarlo con mi peso pero fue inútil. - Ya casi enana- lo escucho suspirar cuando me sienta en la silla y comienza a echarme aire no sé con qué.
-Lo... Logan...- susurro debil.
-¿Qué hago?- me toma las manos y señalo la nevera. Veo que va rapido y toma lo primero que ve dandomelo.- Come enana...
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Cambiar yo? Never!
Teen FictionMi padre nos abandono cuando yo apenas tenía memoria. Mi madre a hecho todo lo posible para mantenerme, incluso a tenido muchos novios, pero ninguno dura más de 2 meses. He viajado casi todo el mundo por eso. Aquí le contaré más, sigan leyendo...