Cero Terroristas (Libro #3 SAGA Desastrosos)

Capitulo Veintiocho.

Me siento tranquilo para ser sinceros, no hay drama, no hay rabia.

Lo que sucede es que ya no hay nada.

Absolutamente nada.

El dolor ya desapareció hace un mes y mis amigos de han encargado de hacer las cosas bien por mi.

Sinceramente el año dos mil diez y la mitad de el dos mil once han sido una mierda que espero se termine.

Ahora estamos en una fiesta en la playa esperando el dos mil doce y poder empezar de nuevo.

Quiero de una vez que este año se vaya para no caer como imbécil.

No se donde se encontrará Lisa y su esposo, la ciudad es muy grande y no me los eh encontrado.

Ya no me pierdo y ya no caigo al vacío por ninguna mujer.

Esta decidido desde esa noche en octubre.

No tendré novias nunca más, para mi las aventuras de una noche no son algo malo pero yo no quiero una novia, me retracto, una Terrorista.

Es eso así.

Veo a Josh cantar a todo pulmón con Kate su esposa que no es una Terrorista.

Ellos esperan su segundo bebe.
Admiro a mi amigo, enserio.

— ¡Alec! — ese es un grito de Emma — ¡ven a bailar!

Giro y me acerco para poder bailar al ritmo de la musica.

Espero que desde hoy mis días sean inolvidables y nadie arruine mi felicidad.

Adiós Alec del pasado.

Alec...

Salgo a correr mientras escucho Upsidedown de Shaun Frank.

Hoy amanecí más feliz de lo habitual.
Me encanta tener esa sensación de estar vivo de nuevo y es que Emma me hace sentir eso ahora.

Tan sólo pensar que seré papa me pone más feliz que nunca.
Jamás pensé que seria padre a esta edad y menos de la manera en la cual ocurrio pero no estoy arrepentido, para nada. Si no hubiera sido por esa noche lluviosa no hubiera espabilado en cuanto mis sentimientos hacia Emma por que ella me gusta y mucho.

Pero hay un miedo dentro de ese amor, es ese miedo que siento por que los fantasmas del pasado dan paso. De igual manera yo se que Emma no es así, yo se que Emma jamás se metería con otro hombre estando en una relación o conmigo.

Me detengo en un semáforo en rojo y espero a que este cambié.
Abro la botella de agua y le doy un trago.
El semáforo cambia a color y camino hasta poder llegar a mi edificio.

Saludo al portero y subo al ascensor.

Presionó el botón diez y este sube por si sólo.
Debo ir a trabajar así que debo darme una ducha larga.

Mi celular comienza a sonar y es Emma.

— Buenos días — contesto

— Hola. ¿Estas en el departamento?

— Si, acabo de llegar — salgo del ascensor y saco las llaves de mi departamento para poder entrar — ¿Por que?

— ¿Podrías venir a buscarme?

Sonrió y dejo las llaves colgadas.

— Eso no se pregunta. Pasó por ti en media hora