Capítulo 4: Se Enciende la Llama

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Cross Ange: 天使と竜の輪舞 (Rondó de Ángeles y Dragones)

La Venganza de los Antiguos

Por Shougo Amakusa

Capítulo 4

Se Enciende la Llama

– ¡¿Qué dijiste?! – preguntó Tusk en shock e incorporándose en la cama al escuchar que un sobreviviente de Los Antiguos se encontraba en Ciudad Aura – ¡¿Estás hablando en serio?! – añadió sin poder creer el tema de conversación elegido por su pareja para después de hacerlo.

– ¡Claro que estoy hablando en serio! – respondió Ange alzando la voz mientras se sentaba a la orilla de la cama – Yo tampoco lo podía creer cuando Salako me lo dijo.

– Ange, pero ¿no estaban todos muertos? – preguntó Hilda tratando de entender lo que estaba pasando al tiempo que se sentaba en la cama.

– ¿Y qué más te dijo Salamandinay? ¿Qué ha dicho esa persona? ¿Cómo saben que no miente? – preguntó el joven totalmente acelerado.

– Todo lo que sabía ya se los he dicho. Mañana es cuando podré tener más detalles – respondió Ange comprendiendo la reacción de su pareja.

– Mañana iré contigo – dijo Tusk resolutivo.

– Imaginé que dirías eso – contestó la rubia al tiempo que se acercaba al muchacho y le abrazaba por detrás para luego besarle el cuello tratando de reconfortarlo – Está bien, Tusk, iremos juntos mañana – prosiguió Ange – Hilda... – intentó agregar la rubia luego de un rato en el que Tusk se mantuvo con la mirada perdida y absorto en sus pensamientos.

– Descuiden, vayan tranquilos, yo me encargaré del Café – atajó la pelirroja dedicándole una sonrisa a su amada.

– ¡¿Eh?! – exclamaron Ange y Tusk al mismo tiempo. De hecho, las palabras de Hilda hicieron salir al joven del letargo en el que se había sumido.

– Yo pensé que tú también ibas a querer ir – dijo Ange contrariada.

– ¿Realmente me vas a dejar ir solo con Ange? – preguntó Tusk confundido.

– En circunstancias normales no lo habría permitido, perdedor. Dejar a Ange a solas con un pervertido es peligroso – empezó la mujer haciendo que el otro hiciera ademanes de reclamo – Pero entiendo cómo te sientes... Tener la esperanza de encontrarte con los tuyos es algo... – añadió la pelirroja bajando la voz con cada palabra hasta que fue incapaz de continuar.

Ange, al ver esto, enseguida fue a abrazar a Hilda y las dos se fundieron en un largo beso. Tusk las observó con detenimiento un rato, mientras recordaba lo que le había dicho Ange sobre la familia de Hilda. Cuando él escuchó esa historia la primera vez pasó mucho tiempo pensando qué era peor, si perder a tus padres porque murieron o perderlos porque conscientemente decidieron sacarte de su vida.

Obviamente, como alguien que perdió a su familia, Tusk sabía los sentimientos que provocaba en la pelirroja recordar aquel episodio. Por mucho que pasaran los años y sin importar que tenía mucho tiempo en una relación estable, Hilda seguía afectada por eso. De hecho, fue cuando Tusk empezó a verla en esos momentos que su opinión de la mujer empezó a cambiar.

Sentirla despertar gritando por las noches debido a las pesadillas, saber que se alejaba para llorar cuando veía a Vivian con su madre; y conocer que tenía episodios de crisis pensando que Ange se iba a cansar del trío y que la dejaría en favor de él, entre otras cosas, le mostraron una cara de la pelirroja que no conocía. Esos episodios le enseñaron que detrás de esa careta de mujer dura, dominante, fuerte y agresiva estaba un rostro humano que sentía y padecía.

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