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Despierto y lo primero que veo es el asiento que está frente a mí, veo mi reloj de muñeca y me volteo para ver a Courtney quien mira por la ventana la asombrosa ciudad de Nueva York. El sol ya se mete y los edificios van prendiendo sus luces mientras los rayos del sol alumbran sólo la mitad de cada edificio, esto es digno de una foto. Saco mi cámara y la prendo.

-Courtney -la llamo- ¿Me dejarías tomar una foto por la ventana?

-Claro -se recarga en el asiento y me acerco para enfocar y tomo la foto.

-Gracias -me meto a galería y veo la foto.

La calidad del lente capta las tonalidades de rojo, naranja y amarillo que salen de detrás de los edificios mientras que el cielo se empieza a tornar de un azul más oscuro y las pocas estrellas aparecen.

-Eres buen fotógrafo.

-Gracias -bajo la cabeza apenado- no.. no me gusta que los demás lo sepan siento que me creeran un nerd.

-¿Y eso es importante?

-Soy el capitán del equipo de soccer y tengo popularidad pero no es muy importe, o eso creo.

-¿Cretino?

-Jaja, no es... no lo sé, soy hijo de un artista y todos esperan que sea como el y no se...

-Presión, eres popular y a la vez te gusta pero a la vez no. Te importa lo que los demás crean de ti.

-¿Acaso eres psicóloga? -pregunto un poco enojado.

-No, sólo digo que dependes de los demás para tener popularidad.

-Pasajeros del vuelo setenta y cinco, el avión está aterrizando ya.

Se escucha por las bocinas la voz de un hombre. Veo a Courtney.

-No sabes lo que es ser capitán del mejor equipo de todo Seattle y que tu papá constantemente te presione para ser el mejor.

-No, no lo sé -baja la cabeza.

-Perdona, me alteré. No tuve un buen día -digo ya más calmado.

-Tranquilo, a todos nos pasa -me tranquiliza.

Me levanto del asiento y camino entre todos los asientos hasta llegar al baño, abro la puerta y entro al pequeño cuarto. Frente a mi está el retrete, a su lado se encuentra un mueble con dos puertas y en la parte de arriba el lavabo. El baño es pequeño y si me paro derecho mi cabeza pega con el techo. Abro la llave del lavabo y meto las manos, la enjuago y luego me mojo la cara. Saco los audífonos de mi bolsillo derecho y lo conecto a mi teléfono, paso el cable por debajo de mi playera y dejo caer las bocinas; pongo música y me pongo los audífonos. Cierro la llave y salgo del baño.

La mayoría del avión está vacío, mi familia me espera cerca de las escaleras; Courtney no está. Me hubiera gustado despedirme de ella pero se ha ido, sólo espero encontrarla en estos tres meses que estaré aquí en la enorme ciudad de Nueva York.

Me cuelgo al hombro la mochila y me quito los audífonos, los cuales caen por el cuello de mi playera evitando que caigan al suelo. Camino hasta llegar a las escaleras y bajo después de mi familia; hay un hombre trajeado que saluda a mi papá y nos dirige a una limusina negra. Parece que papá ya conoce de tiempo a ese hombre ya que no se fía tan fácil de la gente, en especial cuando vamos lejos de casa o visitamos cualquier lugar. La limusina por dentro es espaciosa y cómoda, con una pequeña barra llena de dulces y en una de las esquinas una nevera.

Summer Love ( EN EDICIÓN ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora