ciento once.

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En aquel sitio hacía mucho frío. Pero no el frío que hacía cuando era invierno, no, era algo peor, pues era un frigorífico.

"Pero tengo una chaqueta." dijo, al ver que temblaba. Se la quitó, y me la ofreció.

"¿Tú no tienes frío?" pregunté, perpleja.

"Sí, pero no me importa." respondió simple.

"Entonces, si tienes frío, compartámosla."

"Pero entonces tendré que acercarme más."

"No importa." dije. Cogí la chaqueta y la extendí encima de los dos, sentándome más cerca.

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Jihyun

"Hyunnie." me llamó Jeno. Levanté la cabeza del infierno que los deberes eran. Había decidido llevarme la mochila con los libros, y de esa manera podría hacer la tarea. Había terminado de fregar y barrer por primera vez, y en un rato tendría que volver a hacerlo. "¿No le dijiste a Jisung que fuera a llamar a Saeron para que ordenara las cajas de chicles contigo?"

"Tienes razón." dije. No me había acordado. "Pero eso fue hace como... casi una hora." dije, simple, pero luego me di cuenta de que algo podría haber pasado. "Mierda."

Ambos nos levantamos apresurados. ¿Cómo pude ser tan tonta de olvidarme? Yo era la mayor del grupo, y me había comprometido a cuidarlos como si fueran mis hermanos a todos ellos hace tiempo. ¿Cómo podía haber cometido aquel error?

Llegamos a la puerta, la cual estaba cerrada, y había un trozo de cartón en el suelo. Vi un cartel en el suelo, en una esquina, casi escondido.

Mantener puerta abierta mientras se esté dentro. Solo se abre desde fuera.

"Sae, ¿estáis ahí?" Llamé. Nadie respondía. "¿Jisung?"

Jeno abrió la puerta. Pareció costarle un poco, pues la puerta era muy pesada. Al abrir, nos encontramos con ambos apoyados en los estantes, dormidos. La cabeza de Saeron reposaba sobre el hombro de Jisung, y la cabeza de él, sobre la de Saeron. El hecho de que Jisung pudiera apoyar su cabeza sobre la de Saeron era gracias a la gran diferencia de altura que había entre ambos, lo que me hizo reír.


Jihyun, déjate de tonterías, en ese lugar hace mucho frío.

Noté que Saeron estaba tiritando. Fui hacia ellos y los desperté.

"¿Qué pasa?" preguntó ella, medio dormida y aturdida.

"Os habéis quedado encerrados." dijo Jeno, riendo como si no hubiera un mañana. Sí, él tenía la habilidad de reírse de las cosas que no tienen gracia, en los momentos más inoportunos.

unknown || park jisungWhere stories live. Discover now