Capítulo Seis: El Frío de la Ausencia

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Odiaba tantas cosas en ese momento. Mientras viajaba en el asiento trasero del auto y asentía de mala gana a todo lo que decía mi abuelo, sentía ganas de estrangular algo.

Odiaba el ser el maldito heredero de la familia, el tener que encargarme de todo cuando mi abuelo decidiera retirarse o cuando la edad no le dejara seguir con el negocio familiar.

Odiaba que él lo supiera y que sin mi permiso me arrastrara como a un bolso de viaje junto con él, en uno de sus usuales viajes de negocio. Ni siquiera pidió mi opinión y, al escuchar mis quejas, sólo se limitó a soltar un "lo hago por tu bien" definitivo. Porque para él soy lo suficientemente adulto para comenzar a aprender cómo llevar la empresa, pero no lo suficientemente maduro como para tener derecho a quejarme y negarme. Una mierda, sinceramente.

Cada vez me sentía menos como una persona y más como un tipo de pieza de ajedrez.

Bueno, debo admitirlo, si bien detestaba todo el asunto con mi abuelo y ahora debía aguantarme las ganas de arrancarme el cabello mientras estábamos en Novosibirsk, en otra situación lo hubiera soportado mejor.

Pero no.

No se le había ocurrido nada mejor que tomarse ese viaje de dos semanas justo cuando llegaba el momento del cumpleaños de Yuuri.

Sí, así es. Por culpa de mi abuelo me había perdido el primer cumpleaños de Yuuri del cual sí podía participar libremente y eso me hacía sentir como un ser humano horrible.

Como un amigo terrible.

Si bien Yuuri me había dicho antes de mi partida que todo estaba bien y él no estaba en lo absoluto molesto, yo tenía al bichito de la disconformidad picandome la consciencia.

¿Por qué tenía que perderme una fecha tan importante para él, siendo que era una persona importante para mí?

"Es hora de que te cortes el cabello nuevamente, Yuratchka".

Y una mierda.
¿Es que acaso esto podría ser peor?

Si ya era normal que él fuera un poco exigente por cómo debía vestirme, ahora estaba como un desquiciado. Me había comprado un montón de ropa nueva y casi me daba la impresión de que le saldría una úlcera cada vez que yo demostraba mis intenciones de querer usar alguna de mis prendas al estilo animal-print.

Aunque eso podría relacionarse con que en este pseudo viaje de negocios él me había presentado a varios socios, que según él eran "fundamentales". Y por irónico que parezca, no me dejaba hablarles. Ambos teníamos claro que yo no tenía ni la más remota intención de mostrarme agradable en una situación que, poco más, me hacía querer darme un tiro.

En especial porque estos últimos días, andaba mucho más irritable de lo usual. Y para que yo mismo pudiera darme cuenta de ello, debía ser muy grave.

Ya tenía una idea de que tenía un humor del demonio según palabras de mis cercanos, pero yo nunca le había dado demasiada importancia.

"Bueno o malo, me vale mierda. Es mi humor y punto". Me repetía constantemente y siempre fue una buena excusa.

Pero ahora era capaz de darme cuenta que mis comentarios eran cada vez más crueles. Así como mis actitudes se volvieron más bruscas. Y, desde luego, era otra de las cosas que odiaba.

¿Qué estaba sucediendo conmigo?

Recordaba que tan solo hace un par de mañanas había lanzado la bandeja de desayuno contra la pared del motel cuando me enteré que había entrado alguien a limpiar mi cuarto. Bueno, tenía sentido teniendo en cuenta que dormía hasta luego de medio día y yo nunca fui mucho de los quehaceres hogareños.

❀ Brotes de Invierno ❆ 【 Omegaverse】「𝒴𝓊𝒴𝓊𝓊」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora