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Bien, primeramente gracias, por votar y comentar. Sigo diciendo, AMO sus putas biblias, son jodidamente geniales, me sacan una enorme sonrisa. Las amoooo.

PD: les reto a hacer una biblia completa, y voten, por favarrrr. <3

Con mucho amor, K.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagina que todo lo que tienes está rodeado de sangre seca... imagina por un segundo que... Tú mundo está a un paso de no existir más — Anónimo.

Caminaba de un lado al otro sin poder controlarme, mis latidos iban cada vez más fuertes, la persona que más mi importaba, literalmente, estaba casi muriendo. Mi mejor amigo movía sus pies con rapidez y me empezaba a molestar, Grecia, la mejor amiga de Kage, se encontraba a punto de llorar, con su novio Louis, que lo acababa de conocer y era buena onda, el doc, que fue mío hace unos años, y hasta hoy, lo seguía siendo, era un ataque de nervios, Eddie aún no llegaba, lo que me desesperaba. El doc Jonas se paró de su asiento, seguido por Grecias y su novio Louis, tocó mi hombro y volteé a verlo rápidamente.

—Iremos por un café, ¿quieres un café tú? —preguntó amablemente el chico de ojos azules, traté de sonreír y prosiguió —Sé por lo que estás pasando, se ve que la quieres demasiado, mi novia también es importante para mí, Grecia lo es todo para mí, parece que Kage también lo es para ti, tranquilo, ella estará bien, es fuerte, entonces, ¿quieres el café?

 —No, gracias, estoy bien —asintió y caminó junto a los demás, un doctor de unos cincuenta años apareció por el pasillo, tenía la esperanza de que fuera alguna noticia de Kage.

—¿Familiares de Kage Sweeney? —tan rápido como un rayo, Luke y yo caminamos hacia él, las manos me sudaban y estaba tan angustiado —¿Eres familiar de Kage?

—S-soy su novio —contesté apenas, el doctor frunció el ceño  a medias y revisó su tabla de papeles blancos con los datos de la chica —¿Ella está...?

—Ella... no está muy bien que digamos, jovencito, está estable, pero queremos que repose unos días más, ¿entiende? —asentimos efusivamente, el doctor también lo hizo —Se salvó de suerte, si no hubieras estado ahí, posiblemente hubiera muerto, por lo que veo la quieres mucho, las enfermeras me dijeron que no te has ido, dormido o comido algo. Deberías ir a comer algo, o tomar algo aunque sea, no queremos más afectados.

—¿P-puedo verla? —pregunté rápidamente, al diablo con eso de comer, yo quería ver a Ángel, el doctor, Stephen por lo que pude ver, así se llamaba, sonrió.

—Sígueme.

(...)

—H-hola Ángel —acaricié su rostro pálido, sin tratar de llorar. Sus muñecas estaban vendadas y sus labios partidos, me dolía verla así —J-joder, esto ha sido muy difícil para mí. Verte ahí recostada, con sangre, oh por dios, casi muero. Has estado dormida muchas horas —suspiré— ¿Sabías porqué te llamo Ángel? Porque desde que el doctor Jonas me contó sobre ti, pensé que eras un ángel, un ángel que olvidó como volar, sabía que eras especial. En la forma en que tus ojos se arrugan al sonreír, nena, sé que odias pesarte, siempre lo has hecho, ó también tienes que saltar para meterte en esos viejos jeans, pero eres perfecta para mí, siempre lo has sido, lo eres y lo serás. Maldición, bebé, jamás tendré la piel sin rastro de tinta, ni tampoco las mejillas sonrojadas, pero creo que soy la persona más parecida a ti y por eso merezco una maldita oportunidad. No sé que haría sin ti, maldita sea, alborotas mis sentidos, haces que todo tenga color, y tu risa es la cosa más horrible y tierna a la vez. Eres tan jodidamente hermosa, y tú ni siquiera te das cuenta. Cariño, jamás te querrás ni la mitad de lo que yo te quiero. Eres tan malditamente especial.

Acaricié el valle de sus senos, sin ser un maldito pervertido, después sus clavículas extremadamente marcadas, y a lo último, sus labios. Al diablo todo, me acerqué lo suficientemente cerca y le planté un beso lento, pasé la lengua por sus labios y los mojé, para que no estuvieran tan secos. Una sonrisa se atravesó por mis labios cuando me separé, todavía no despertaba, joder, era tan desesperante. De esos minutos, pasaron horas, pero seguía estando con ella, a pesar de los intentos de las enfermeras en separarme de Kage, no pudieron. Pensé en sus ojos, grises y brillosos, después en sus labios, pequeño, rellenos, rojos, húmedos y deliciosos, y al final, pensé en todo lo que amaba de ella, sus gestos: cuando arruga la nariz cuando está confundida, cuando su ceño se arruga cuando algo le desagrada, ó simplemente como utiliza su sonrisa tierna para fines perversos. No quería convencerme de que realmente la quería, es decir, que la amaba, porque no me quería enamorar, no quería que al momento que le dijera lo que siento, no sintiera lo mismo que yo, eso era lo que me aterraba. Pero no podía, no podía dejarla ir, no podía imaginarme una vida sin ella, o con otro chico haciendo lo que yo hacía, abrazándola, diciéndole como bonitas, haciéndola sonreír como yo lo hacía o simplemente... besándola como yo. Pero joder, hay que admitir, realmente la quiero, maldición, la quiero más de lo que debería.

Te quiero a ti, y a todas tus pequeñas cosas.

Give me love |Book One.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora