Capítulo 3 - Vagabundos

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Maia

— ¡AYUDA! ¡DÉJEME! — El hombre intentaba separar mis piernas mientras pataleaba.

— Serás mía nena. — forcejeaba en llanto contra aquel maldito que quería hacerme daño.

— ¡AYUDA POR FAVOR! ¡NO! — Logro bajar mis pantalones un poco dejando mis bragas expuestas. — ¡AYUDA! — ya no tenía voz, estaba aterrada.

Cerré mis ojos con fuerza hasta que sus manos se alejaron de mi cuerpo y oí un golpe.

— ¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES QUE ERES PARA VIOLAR A UNA MUJER? — Abrí los ojos y vi a Niall sobre el cuerpo de aquel maldito, golpeándolo. — ¡ERES UN MALDITO MARICA! ¡DEBERÍAN CORTARTE LA MALDITA PIJA, IMBÉCI!

— ¡Niall! — me levanté rápidamente y lo separé del hombre, el cual ya estaba inconsciente de tantos golpes que le había propinado.

— ¡Maldito infeliz! — Le escupió la cara y se dio la vuelta mirándome — ¿Estas bien? — Asentí levemente en llanto — Ven aquí —me abrazó con fuerza. — Tranquila, todo está bien.

Lloré, lloré todo el dolor que sentía, todo lo que me estaba sucediendo, lloré todas mis penas. Lloré por mi vida y por la de mi bebe.

El me separó poco a poco y limpió mis lágrimas.

— ¿Qué haces aquí? Es muy tarde.

— No tengo casa — Hablé mirando el suelo abrazada a mi vientre. — Mi madre me hecho, sabe de mi embarazo. Me fui de mi casa, un hombre me asalto y casi intentan violarme. Estoy acabada. — lágrimas volvían a salir.

— Joder... Esto se está poniendo horrible. — Paso su mano por su cabello.

— ¿Tú qué haces aquí?

— Alguien nos grabó y mis padres vieron la carta y el test que me enviaste. — me miró mal. — me echaron.

— Dios, esto es una pesadilla. — me abracé más a mi vientre.

— ¿Qué si te deshaces del bebé?

— ¿Qué? — Lo mire horrorizada.

— Si abortas todos volveremos a nuestras vidas. — él sonrió y yo simplemente le di un golpe en la mejilla.

— En primer lugar no dejaré a mi bebé. — Lo miré con odio— En segundo lugar no puedo regresar a mi casa ni aunque dejara de estar embarazada, mi madre me odia, ella quedó embarazada de mí solo para atar a mi padre, jamás me quiso. Además, no regresaré a ese lugar, prefiero vivir entre la mugre antes que volver con ella. — Lo miré con odio.

— Pues lo siento por ti pero yo no estoy listo para ser padre. Y no puedes obligarme. — Se cruzó de brazos.

— No te necesitamos, estaremos bien sin ti. Idiota. — me di la vuelta y comencé a caminar lejos suyo.

— ¡Oye! ¡Maia! ¡ESPERA! — me tomó del brazo con fuerza haciendo que volteara a verlo.

— ¿QUÉ? — lo mire con odio.

— No puedes andar tú sola, es peligroso.

— Pues no quiero estar junto a alguien que no quiere a su propio hijo, sé que no somos nada pero a pesar de ello este bebe es tu hijo te guste o no. —Lo miré en llanto — No abandonaré a mi bebe, luchare para salir adelante. — el me abrazo con fuerza.

— Lo siento... — susurro en mi cabeza — Tengo miedo Maia, jamás he metido la pata de esta manera. — me miró a los ojos. — Ambos causamos esto y tal vez podamos ayudarnos. — Acomodó mi cabello. — no te dejare sola, te ayudaré, encontraremos un lugar donde dormir, encontraremos comida, refugio. Yo... — Trago saliva —Me haré cargo. Sí, eso haré. Seré un hombre y me haré cargo.

— ¿Lo dices enserió? — El asintió — de acuerdo — Suspiré y seque mis lágrimas — Supongo que podremos ayudarnos mutuamente. — El asintió y tomo su mochila. — ¿No tienes amigos que te puedan ayudar?

— Todos son parte del barrio y como fui expulsado nadie puede ayudarme. ¿Y tú? — Negué.

— Iba a una escuela llena de delincuentes, drogadictos y prostitutas. Incluso recibo acoso. — Comenzamos a caminar. — ¿Te expulsaron solo por dejarme embarazada?

— En parte, el barrio tiene una ley, no estar con personas de clase baja. Y cuando te vieron en el video y supieron que te dejé embarazada bueno... Mi padre tuvo que tomar cartas en el asunto.

— ¿Por qué te acostaste conmigo si sabias que era prohibido?

— Estaba excitado, la chica a la que fui a ver me estaba haciendo una mamada cuando su padre llegó, tuve que irme por la ventana.

— Guau. — Suspiré y mire al suelo —He estado con varios chicos pero nunca con alguien ricachón.

— Por eso las clases sociales no se mezclan.

— Pues... Bienvenido a la clase social de los vagabundos. — Lo miré y seguí caminando.

— ¿Cuándo crecerá tu estómago? —Me miró.

— No lo sé, apenas estoy en la tercera semana, no recuerdo cuando me acosté contigo.

— ¿Estas segura que ese bebé es mío? — Asentí.

— No he estado con nadie luego de ti. Además ¿De qué me serviría mentirte? Estamos en la calle, no me sirve de nada mentir en una situación así.

— Supongo. — Hizo una mueca. — Hey, mira. — Apunto debajo de otro puente donde habían varios vagabundos con un tanque prendido fuego. — Vamos. — Me tomó de la mano y comenzamos a acercarnos —Disculpen... — Los hombres nos miraron. — Estamos buscando un lugar para pasar la noche. Nos acaban de echar de nuestras casas y ella está embarazada. — Ellos me miraron.

— Son muy jóvenes para ser padres. — Habló uno de ellos — Me llamó Stanley. Pueden quedarse a pasar la noche si quieren.

— Muchas Gracias. — Sonreímos.

Nos acercamos al fuego y calentamos nuestras manos, no teníamos nada más que la ropa de Niall y lo que nos cubría, pero al menos podríamos dormir tranquilos.

Nos acomodamos contra la fría pared, Niall dejo su mochila a un lado y yo abracé mi vientre, no caía en cuenta que sería madre.

— Tranquilo bebe, todo estará bien. — sonreí mirando mi vientre. — Saldremos de esto juntos.

Note la mirada de Niall y lo mire, el rápidamente volvió su vista al suelo. Suspire y me acomode en el suelo apoyando mi cabeza sobre mis manos.

— Toma. — me miró Niall dándome su mochila. — Esto será mejor. — Levanto mi cabeza y la acomodó.

— Gracias. — Sonreí — ¿Tú no dormirás?

— Vigilare, no me da confianza nadie de aquí. — Hice una mueca y suspiré.

Cerré mis ojos y al cabo de unos minutos me quedé dormida.

Niall

Jamás había imaginado estar en la calle, pero allí estaba, rodeado de vagabundos, junto a Maia, esperando a ser padre.

Tenía miedo, siempre había sido alguien que tenía planes porque ya lo tenía todo. Pero en ese momento, no tenía nada, ¿Qué haría con mi vida? ¿Cómo podría hacerme cargo de un bebé si ni siquiera sabía cómo cuidarme yo mismo?

Me abracé a mis piernas y mire a Maia, dormía abrazada a su vientre, tenía frío. Las noches frías no ayudaban a nuestra situación.

Mire mi chaqueta y la volví a mirar. No lo pensé y me la saqué, quedando en camiseta. La cubrí y ella dejó de temblar, suspiro y sonreí.

Tal vez mi estadía en la calle junto a ella, no sería tan mala...

Destiny © |njh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora