Maia
«Bien Maia, tranquilízate, solo debes decírselo.»
Intente mentalizarme las palabras que saldrían de mis labios y las mil y un posibilidades que existían de respuesta a lo que él me dijera.
Cada paso que daba por aquel lugar solo me hacía sentir más rara, ¿Por qué me había tenido que acostar con un niño rico?
Caminé por el lugar hasta verlo, allí, apoyado contra su auto junto a los que parecían ser sus amigos. Tomé una gran bocanada de aire armándome de valor y comencé a caminar hacia él.
Me acerque con miedo, su compañero a la derecha golpeó su brazo haciendo que su vista fuese hacia mí.
—Niall... —trague saliva. —Necesito hablar contigo.
—Oh, si eres tu... Mmm... ¿Marie? ¿Mandy? ¿Mia?
—Maia. —Hablé conteniendo el enojo por producir risas en sus amigos. Aunque, no podía culparlo, solo había sido algo ocasional de una noche.
—Oh si, Maia. Claro, vamos. —me abrazo por los hombros y comenzamos a caminar hacia la fuente. — ¿Qué sucede? ¿Quieres repetir lo de la otra noche? —me sonrió con picardía.
—No, yo solo... tengo que decirte algo...
—Mira Maia —suspiró —tal vez es entendible que te hayas enamoras de mi, pero...
—Niall, esto es importante. Y no, no me enamoré de ti. —mordí mi labio y abrí mi cartera, sacando el test de embarazo.
— ¿Qué demonios es eso? —se lo di y él lo miró.
—Estoy embarazada... Y es tuyo. —el miro el pequeño artefacto y volvió su vista hacia mí. Lo lanzó a un lado y se dio la vuelta. — ¡Oye! —lo tome del brazo haciendo que me mirara.
—Eres una simple ramera, ¿Cómo sé que ese bebé es mío?
— ¡Porque tú fuiste el último con el que estuve Niall! —Lo miré mal. — ¿No piensas hacerte cargo?
—Ese bebe no es mío. —Me miró mal —mejor vete a querer chantajear a otro. —se soltó y sin más se fue de allí volviendo con sus amigos.
No podía evitar sentirme sola ¿Qué podría hacer? Él no tenía pensado hacerse cargo del bebé. Aunque para ser sincera, sabía que eso podía suceder.
¿Qué podía esperar de un niño rico y mimado?
Necesitaba ayuda, debía hablarlo con mi madre aunque el miedo se apoderaba de mí.
Me agaché para tomar el test y salir de allí. Me abracé a mí misma y me fui en un mar de lágrimas llenas de desespero y dolor.
«Debes ser fuerte Maia»
Niall
— ¿Qué harás al graduarte? —alzo la ceja Josh mientras me veía jugar muy entretenido.
Me encontraba concentrado en lanzar y atrapar la pequeña pelota de básquet una y otra vez. Cada vez se lanzaba más y más alto, hasta que rebotó tan alto logrando así, golpear al profesor de matemáticas.
— ¡HORAN! —el hombre grito y todos en el aula rieron.
—Lo siento. —Hablé entre risas.
El hombre parecía querer fulminarme con la mirada, pero luego de su mirada asesina siguió escribiendo en la pizarra.
— ¿Qué haré al graduarme? Interesante pregunta. —lo miré recostándome contra la silla. —Supongo que ir a la mejor universidad para ser el mejor jugador de básquet. —Cerré mis ojos y sonreí —tengo mi futuro planeado, una bella mansión, miles de fanáticos y lo mejor, miles de mujeres rodeándome en bikini. —el río.
—Eso sí que es loco hermano. —ambos chocamos puños.
El timbre sonó y salimos del instituto, mi último año, a punto de graduarme y rodeado de bellezas. ¿Qué más podía pedir?
Salí del instituto y me quedé con Josh a esperar a los muchachos del equipo, era día de partido y diversión.
—Hola Niall —paso Marine con sus amigas.
Mordí mi labio y le guiñe el ojo, vaya bellezas había. Rubia, bien dotada, porrista, no podía pedir nada mejor. No sentaría cabeza y tampoco tenía pensado hacerlo, pero si podía pasar tiempo con ella.
Era joven, me gustaba disfrutar de los placeres de la vida, tenía todo el tiempo del mundo para disfrutar. Luego podría pensar en esas idioteces que se consideran "importantes".
—Las bellezas abundan en la tierra. —Habló Mark mirando a las porristas en su práctica. —Mira como animan.
—Ya me animaron a mí—hablé golpeando su pecho, todos reímos.
—Oye Niall. —Josh golpeó mi pecho y mi vista fue captada por la joven que tenía frente a mí.
—Niall... —Era la joven a la que me había tirado unas semanas antes. La había llevado a su casa y luego de unas cervezas habíamos acabado en la cama de su madre.
—Oh, si eres tu... Mmm... ¿Marie? ¿Mandy? ¿Mia?
—Maia. —Hablo con algo de disgusto.
—Oh si, Maia. Claro, vamos. —la abrace por los hombros y comenzamos a caminar hacia la fuente. — ¿Qué sucede? ¿Quieres repetir lo de la otra noche? —la miré con picardía.
—No, yo solo... tengo que decirte algo... —parecía muy nerviosa, como si fuese importante.
—Oh, ya entiendo. —Suspiré— Mira Maia, sé que es entendible que te hayas enamoras de mi, pero...
—Niall, esto es importante. Y no, no me enamoré de ti. —mordió su labio. Alce la ceja intrigado cuando ella abrió la cartera y saco un pequeño objeto. Un test de embarazo.
— ¿Qué demonios es eso? —ella me lo dio y lo miré. Dos rayas.
—Estoy embarazada... Y es tuyo. —Mire el artefacto y los recuerdos vinieron a mí. No había usado protección.
«No, ni soñando, ese bebe no es mío.»
Lo lance a un lado y me di la vuelta, no pensaba quedarme allí. Ese bebe tal vez no era mío, ella podía estar con cualquiera y como sabía que tenía dinero seguramente quería que me hiciera cargo.
— ¡Oye! —me tome del brazo haciendo que la mirara.
—Eres una simple ramera, ¿Cómo sé que ese bebé es mío? —hable serio
— ¡Porque tú fuiste el último con el que estuve Niall! —Me miró mal. — ¿No piensas hacerte cargo?
—Ese bebe no es mío. —La miré mal —mejor vete a querer chantajear a otro. —me solté de su agarre y sin más me fui de allí.
¿Quién se cree que es para chantajearme de esa manera?
«¿Yo? ¿Padre? Off. Como no.»
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Destiny © |njh|
FanfictieNo salir a bailar, no saber que usar, que el chico/chica que te gusta no se interese en ti, que el celular se quede sin batería cuando estas apunto de salir son los problemas que menos importaran en esta historia. Niall y Maia no tenían idea lo que...