Sinopsis

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Maia


Mi pie se movía de arriba hacia abajo en un ritmo acelerado generando un temblor continuo a mi pierna. Tironeaba del dije de mi collar mientras mordía la cadena con fuerza para evitar que se saliera de mi boca.

Los nervios me comían viva pero debía encontrar distracción, el goteo constante de la canilla mal cerrada del lavamanos era el único ruido que podía oír en aquel lugar solitario.

Mis piernas se estaban acalambrando y mi trasero ya estaba entumecido de estar sentada sobre la tapa del retrete, pero no saldría de allí hasta tener la respuesta de aquella maldita cosa.

Mire el celular y suspiré, aún no habían pasado los 15 minutos, volví a bloquearlo y suspiré. ¿Por qué el tiempo pasa tan lento cuando deseas que corra?

«Cálmate Maia, todo estará bien»

Volví a desbloquear el celular y bufé frustrada, el número cambió a 4 y fruncí el señor.

—Maldita cosa, apresúrate. —golpee la pantalla con el dedo varias veces suplicando al jodido número que cambie y poder salir de aquel lugar.

Mordí lo que me quedaba de uña, inconsciente, presa de la desesperación y los nervios.

—Maldito niño rico. —bufé. — ¿Por qué tuve que aceptar hacerlo estando borracha?

Los recuerdos de aquella noche llegaban como flashes pegando en mi mente uno tras otro, recordando aquello que me estaba atormentando en aquel momento.

— ¿Dónde vives? ¿Quieres que te lleve?—sonrió abriendo la puerta de su auto. Esa maldita sonrisa...

(...)

—Por la diversión. —Levanto su botella de cerveza.

—Salud. —imite su gesto y tomé aquella bebida del diablo.

(...)

—Me vuelves loco... —su aliento chocaba con mi piel causando la mejor sensación del mundo.

—Hazlo... Por favor... —Supliqué presa del placer que sentía, y que cada segundo me consumía hasta llevarme a otro mundo.

Volví mi vista al celular y vi que el número cambió a 5, no lo pensé más, estire mi mano al lavamanos para tomar aquel aparato y la detuve.

Suspiré rezando a todo lo que existiese que mi vida no se arruinara.

«Bien Maia, tu puedes, no tengas miedo, todo saldrá bien»

Luego de darme un último aliento tome aquello con mis manos temblorosas, apreté mis ojos con fuerza para evitar verlo.

«Tú puedes»

Volví a suspirar, trague saliva y abrí los ojos lentamente.

El aparato cayó de mi mano retumbando en el suelo, su sonido al golpear con el piso me recordó tanto al martillo del juez que había sentenciado a mi padre a 10 años en prisión.

No podía mover mi cuerpo, estaba temblando, en mis ojos se acumulaban las lágrimas de frustración, las lágrimas de mi error, las lágrimas de mi destino.

No emitía sonido algunos, tan solo estaba con la mirada fija en el azulejo del baño frente a mí. Las lágrimas comenzaban a salir sin control alguno.

«Maia Parks, has metido la pata»

Destiny © |njh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora