CAPÍTULO 7.
EL SECRETO
Hay ocasiones en las que creo tal vez nunca amanecerá. La noche se me hace cada vez más larga. El brillo del sol a veces no es suficiente para evitar sentir este miedo.
Ahí a un costado de la ventana miraba todo lo que se encontraba a mi alrededor. Mis ojos apuntaban hacia las estrellas.
El cielo había estado despejado y la luna iluminaba hasta el más íntimo rincón de las azoteas que me rodeaban.
Miraba como Noah saltaba de un lado a otro mientras continuaba recostado esperando a que el sol se asomara. Eso es lo poco que recuerdo porque en mi cabeza sólo está el sonido de esa cruel verdad que me niego a creer porque no pienso mancharme las manos de sangre a cambio de mi libertad. No. Porque hacerlo implica terminar con la vida de alguien que aunque ya no es parte de mi presente, fue un pedazo muy importante de un pasado que no fue hace mucho tiempo atrás.
Miro los boletos de regreso a Riverwood sin dejar de mirar como Noah prepara su maleta esperando que yo empiece a hacer lo mismo.
Me aconsejó que preparara mi maleta con suficiente ropa porque nuestros boletos no tienen fecha de regreso, además, debo dejar preparado el apartamento. Quizá no regrese nunca más y si así lo requiero, debo avisarle a al administrador para que pueda venderlo.
Al empezar a guardar algunas de mis pertenencias más valiosa, encuentro los dibujos que había escondido para no atormentarme porque mirarlos es admirar la belleza de su rostro, la delicadeza de sus labios, así como la profundidad de sus ojos que me hacen soñarla y recordar aquella primera vez cuando nos besamos. Ese que fue un momento tierno y especial en mi vida. Nunca podré olvidarlo porque el recuerdo de ese primer beso se ha quedado tatuado eternamente en estos labios que se mueren por volver a besarla.
- ¿Qué pasará con Shannan?-. Pregunta Noah.
No sé porque su recuerdo aparece en mi cabeza. Sólo me confunde.
- Tendrás que despedirte de ella-. Contesta indiferente.
- Pero es una niña. Le romperé el corazón-.
- De todas maneras ibas a terminar lastimándola. Es mejor así-.
No quería verlo de esa forma pero no puedo engañarme. Como dice Noah, iba a terminar por lastimarla.
Sé que Shannan merece una explicación pero sé que se ha acostumbrado mucho a mi. Le dolerá mucho mi partida. A mi también porque es una niña muy buena que no tiene la culpa de haberse relacionado con la persona equivocada.
Comienzo a pensar en que quizá me conviene despedirme de ella pero Noah apunta hacia donde se encuentran los boletos a Riverwood. No hay marcha atrás y muy poco tiempo.
* * * *
La sola idea de regresar y volver a visitar su tumba es algo que me llena de ilusión. Sé que ella debe estar extrañándome desde el más allá.
A veces pienso que nunca se fue y que va conmigo a donde quiera que voy. Nuestro amor fue más grande que cualquier otra cosa.
Fue en marzo cuando ella y yo decidimos visitar a unos gitanos que acampaban afuera en lo límites de Riverwood.
Una de ellas le había leído la mano pero nunca quiso decirme que fue lo que le dijo. Fuimos a buscarla aún sabiendo que nos podríamos meter en problemas por hablar con esa gente pero ella estaba decidida a buscarla. Había escuchado algo acerca de un ritual. No era más que la ceremonia en la cual los gitanos se unían para siempre, lo equivalente al matrimonio pero en sus costumbres. Al encontrarnos con ella, nos indicó lo que debíamos hacer. Esa mujer creía en la reencarnación. Los gitanos eran eternos creyentes del destino, de la suerte. Para ellos ni siquiera la muerte podría separar a un gran amor.