La verdad

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*La verdad*

-Imposible...- me quedé en estado de shock, pero de repente lo entendí todo y solté una carcajada- Muy graciosa mamá, casi me lo creo, ahora, ¿qué pasa?

-Lo sabía- murmuro para ella misma-. Melodie, es verdad, no somos de aquí, por lo menos yo.

-¿A qué te refieres? ¿Eres un alíen o algo así?

-No, no soy un extraterrestre, simplemente vengo de otra dimensión, de Likah, soy una likaita, igual que tu padre.

-Ya claro, mamá, no estamos a veintiocho de diciembre, no entiendo la broma...

-Es real hija, siento no habértelo dicho antes pero es verdad- alzó la mano para acariciarme la mejilla pero me alejé.

-No es real, no tienes ninguna prueba.- Empezaba a creerme la historia.

-Si, tengo varias... Verás, cada likaita tiene dos poderes, uno que es único y el otro es uno mental, pero de este solo hay cinco.

-Si, ya, ¿y cuál es tu poder?

Ella suspiró y miró al suelo.

-Uno de mis poderes es la velocidad, voy tan rápida como la luz, y el mental es mover objetos.

-Demuéstramelo- dije mirándola desafiante a los ojos.

Ella volvió a suspirar y de repente desapareció de mi vista.

-Fíjate en tu bol de cereales- me dijo mi madre detrás mía.

No me dí la vuelta, simplemente miré mi desayuno y cómo flotaba a diez centímetros sobre la encimera... esto no era posible...

Me desplomé en el suelo sentada y comencé a sollozar con las manos escondiendo mi rostro. En toda mi vida había pensado que yo era una chica normal (un poco nerd, pero normal), ahora veía que ni siquiera era de esta dimensión...

-Cariño- dijo mi madre agachándose y abrazándome-, no llores, por favor. Siento no habértelo dicho antes, pero pensé que tus poderes se habían anulado y que podrías vivir una vida normal... pero no es así.

-¿Anulado?- Quite las manos de mi rostro y miré a mi madre a los ojos. Los suyos infundían tristeza y seguramente en los mios confusión.

-¿Cómo que anulados?- volví a interrogar.

Mi madre apartó la mirada, miró al suelo y cogió una bocanada de aire antes de explicármelo.

-Hija, tu de pequeña no tenías poderes, no cómo los demás niños likaitas. Ellos comenzaron a descubrir sus poderes desde los tres años, mientras que tú seguías sin saber cuáles eran los tuyos. Yo pensé que solamente sería cuestión de tiempo, pero pasaron los años y seguías siendo normal- levantó la vista y me miró-, hasta el día de la fiesta.

-¿Qué pasó?, ¿por qué ese día?, ¿qué tenía de especial?

-Fue la luna, en Likah la luna es cómo un dios, es su dios más importante. En ese día la luna tenía un color extraño, ¿recuerdas?

Asentí con la cabeza. Recordé la luna y a mi madre que estaba nerviosa y pensativa.

-Pues ese color significa que a algún likaita le pasaría algo bueno o malo, y ese lakaita fuiste tú. Hace dos noche fui a verte dormir después del trabajo y... todo a tu alrededor flotaba, por fin habías encontrado tu poder.

Miré a mi madre confusa, ¿cómo podría ser?

-¿Qué otros poderes mentales hay?- pregunté.

-Además del nuestro, mover objetos, también están los poderes de leer mentes, producir alucinaciones, tener un sexto sentido y ver secuencias en el tiempo, ya sean presentes, pasadas o futuras.

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