Frente a mi parada, una cuadra mas allá, se encontraba la Escuela Técnica, de la cual no recuerdo el número. La mayoría de niños que bajaban de los colectivos en la avenida se dirigían hacia allí, con sus mochilas colgando bajas en sus hombros, todos aún medio dormidos. Varios de ellos me llamaban la atención por razones que ni siquiera yo logré encontrar, pero siempre hubo uno que resaltó entre los demás. Le tomé cierto afecto a este chico, aunque nunca le había hablado antes. El punto es, él siempre vestía igual. Cada vez que le veía bajar del 571 llevaba puesto el mismo atuendo, una campera rosada que sin duda había visto mejores tiempos, unos joggings azules con franjas rojas y amarillas, los cuales al principio creí eran de mi escuela, y por último, su sombrero. Con mi madre, quién me acompañaba hasta la parada, no podíamos evitar reírnos ante la situación. Era un sombrero estilo fedora, de esos que no quedan bien con ningún atuendo a menos que sea un traje. El joven tomó el nombre de "El Chico del Sombrero",aunque, debido a que siempre lo llevaba en la mano, nunca lo vimos con este puesto. Quiero decir, ¿quién se pone un sombrero a las 7 de la mañana?
ESTÁS LEYENDO
Paradas.
Non-FictionCada mañana era lo mismo. Siempre me dirigía hacia la misma parada de colectivo que me llevaba hasta el colegio, sin excepciones. No pasó demasiado tiempo hasta que comencé a notar ciertas peculiaridades en mi rutina.