Epílogo.

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Ahora ya no vivo en la zona del centro de mi ciudad. Hace ya varios meses que no subo al 571B viniendo de ahí y parte de mí lo extraña. No solo la gente con la que me cruzaba en el colectivo, aquellos que lograban hacer mis mañanas un tanto mejores. También extraño el hermoso paisaje de la costa a la mañana, el cielo iluminándose con tonos de rosa, violeta y azul, semejante a la obra maestra de un artista. Extraño la manera en la que siempre sabía cuando vería a los personajes que he descrito en este relato.

Si, todo lo que esta escrito aquí es real. Lo he vivido personalmente, de primera mano. He tenido la oportunidad de presenciar al ser humano en su estado mas débil y sensible, lo que es en las mañanas de invierno. Algunos pensaran que estas personas no tienen nada en especial, que solo son personas comunes. Tal vez lo sean. Tal vez no tengan nada más de interesante que tu o yo, pero así es mi mente. Me interesan las personas, por más mediocres que sean. 

Espero les haya gustado este relato, y espero que yo por lo menos sea una borrosa memoria en la mente de los personajes en las paradas.

Paradas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora