Tres años a tu lado y una vida recordando.

Capítulo2: Conociendo a la Bruja.

Día tras día asistí a la morada de la bruja, entregando mi ser y mi alma al nuevo mundo que se extendía ante mis ojos, deseaba acortar un poco la historia pero últimamente su recuerdo ronda mi mente, su sonrisa, su voz... gracias a eso he decidido volver a sumergirme en los recuerdos que me inundan para darle una voz a quien carece de una y tal vez de esta forma dejar un pequeño registro de su existencia y la mía.

Durante mi recorrido al bosque las cigarras y Shio eran mi única compañía, el bosque poseía una refrescante sombra y bastante humedad haciendo más fácil la caminata a comparación del exterior, tras cruzar la enorme cerca podía descansar tranquilamente al lado de Naomi quien siempre poseía una cálida sonrisa raramente ensombrecida. Los rumores sobre ella eran claramente injustificados o eso era lo que en un inicio pensaba, ante mis ojos era una persona completamente normal con un corazón bondadoso, este concepto poco a poco fue cambiando así como las estaciones y me permitieron contemplarla en su totalidad, como era realmente o al menos una gran parte, no solamente mi concepto de ella sufrió cambios, yo misma cambie en muchos aspectos, algunos positivos y otros negativos así como cualquier ser humano, Naomi también cambio según Kanon.

Nada en este mundo puede permanecer sin cambios, las estaciones, la naturaleza, los seres vivos, el simple hecho de que algo se encuentre en este mundo ya lo somete a cambios y esa es una verdad innegable, lo único diferente es el tiempo en el que lo hacen, el ciclo de tiempo es diferente para cada cosa, cada persona, inclusive el lenguaje y la sociedad, por desgracia el tiempo del ser humano es demasiado corto para presenciar en su totalidad algunos de estos cambios, sin embargo aunque deseemos adjudicar la característica a algún objeto como inalterable simplemente es nuestra falta de información.

Cuando Naomi me dijo esto realmente me pareció algo increíble pero tenía razón, las cosas no permanecen igual, aquella verdad me costó demasiado aceptarla y más porque en estos instantes la humanidad no tiene los medios para comprobarlos, nadie ha tenido la fortuna o el castigo de vivir lo suficiente para comprobarlo, sin embargo ella era una bruja... su propia existencia era el hecho innegable de la verdad de sus palabras, era el argumento para acallar cualquier argumento en contra, ya que un simple humano carecía de los medios para enfrentarla y menos una pequeña ingenua de 5 años.

Con el pasar de los años comprendí la verdad de sus palabras, también comprendí el porqué ella prefería no dar más argumentos para defender sus palabras... el mundo es ignorante y cerrado ante demasiadas cosas, aunque hemos podido avanzar mucho en cuanto conocimientos aún se niega a aceptar diferentes cosas y se encuentra en un eterno conflicto ante cualquier cosa, por más absurda que sea siguiendo su misma naturaleza e irracionalidad. Somos influenciables fácilmente como corderos y también somos demasiados cerrados y necios como para aceptar nuestras debilidades e ignorancia, iniciando conflictos de forma irracional.

La postura de Naomi era realmente confusa ante esta situación o al menos así era en un inicio para mí, me era incompresible el que tuviese tantas libertades con su pensamiento, defendiendo la magia y la existencia de seres sobrenaturales sin desmeritar los descubrimientos y las leyes propuestas por los humanos. Esto lo comprendí algún tiempo después, aun no es el momento de explicar la naturaleza de su pensamiento ya que fue una de las cosas más complicadas para mí, sin embargo yo ahora poseo el conocimiento de ambos mundos.

No todos los recuerdos que poseo fueron gratificantes, ya que a pesar de su imagen encantadora ella seguía siendo nada más y nada menos que una bruja excluida del mundo, en un lugar "imperturbable" por el hombre... Ante cada acción hay una reacción de igual magnitud en sentido contrario, esta ley fue aplicable al conocerla, aquella dicha y felicidad que obtuve a su lado también trajo consigo consecuencias desagradables, algo así como un precio por la felicidad. Este término fue aceptado cuando decidí buscarla incesantemente, adentrándome en el nuevo mundo que poseía tanto luz como obscuridad y que debería cargar con ambos por una sonrisa y una canción. Había traspasado la barrera entre ambos mundos y una vez que se tiene ese conocimiento es imposible ignorarlo o apartar la vista.