Era una de esas mañanas ajetreadas, todo el mundo iba de un lado para otro trasportando documentos, y él no era la excepción que aunque su secretaría ya le hacía bastante para dejarle la menos faena posible aún así había tanto trabajo por hacer que en este caso su ayuda no fue casi notable.
Un pitido proveniente de su elegante y costoso reloj autentico Rolex de color dorado le hizo retirarse a su oficina pues era la hora de su descanso.
-Pffff vaya puta mierda de día- dijo a sus anchas dejando ir un largo suspiro. Y no seáis malpensados que educado se volvió pero en frente de los demás, con los de confianza que no forman parte de su trabajo se sigue expresando de la misma manera.
Él era el único oficinista que no vestía con el típico traje ese tan aburrido, sino que llevaba puesta una camiseta blanca que se adaptaba a sus músculos y pectorales que habían incrementado notoriamente y unos ajustados pantalones negros que le hacían un trasero de muerte además de una delantera que... grrrr convierte en fiera a las más santa. Y pues como os podéis imaginar tiene a muchas detrás de él, una de ellas su secretaría que ha sido la única en atreverse a dar el primer paso y más de una de vez, pero la pobre fue rechaza todas esas veces aunque al parecer no pierde la esperanza y sigue intentándolo. De hecho, ¿Cuál será su siguiente intento? hacerme un amarre de esos que anuncian a las tantas de la madrugada o al final de las revistas. Prefiere no pensarlo...
Acomodándose en su gran cómoda silla acabando espatarrado sobre ella, con las manos entrelazadas en la nuca, se giro hacia el gran ventanal rezando para que nadie lo molestase en su descanso y obviamente pensando en Sara.
Pero para su desgracia...
-Owen, tienes una visita- le informo Joy tras tocar tres veces en su puerta.
Owen sólo rodó los ojos, cuando venía a avisarle Joy en vez de su secretaría significaba que sería alguien importante con quién negociar.
-Adelante- dijo con voz seria siguiendo mirando por el ventanal, en el que miraba el cielo como un pájaro en una jaula.
-Yo me retiro- informo cerrando la puerta Joy.
Owen sintió los pasos acercándose pero él seguía en lo suyo... sin ganas de trabajar en SU descanso, por algo hay los descansos ¿No?
Un fuerte carraspeo sale de la garganta de aquella persona, quién lo esperaba impacientemente....
Owen con pocas ganas fue girando su silla,hasta que termino de cara a Sara. Owen abrío los ojos como platos, se congelo en ese instante.
-¿¡SARA?!- dijo exaltado levantándose de golpe de su silla para volverse a sentar anonadado.
Sara asintió con una sonrisa pero sin enseñar los dientes.
-Ah...ah....- intentaba decir algo pero las palabras no le salían, se reprochaba que en ese instante debía parecer un idiota.
Sara se río, Owen pudo notar cambios en ella, seguro que se había arreglado los dientes, había adelgazado lo suficiente para tener curvas bonitas, el pelo lo tenía ya por debajo del trasero y se había teñido de color negro... total un cambiazo pero aún así continuaba teniendo esa carita aniñada e inocente aunque el color negro le hacia ver más sexy resaltandole los labios y sus ojos claros.
*Yo me imagino a Sara vestida como la del medio, pero cada uno que se imagine como quiera que vaya vestida*
-¿Qué pasa? ¿ Se te ha comido la lengua el gato?- dijo Sara de manera coqueta mientras sonreía habría levantado una ceja, pero como no sabe, ni tampoco fruncir el ceño... siempre se le levantan o se le bajan las dos a la vez.
Owen que continuaba en estado de shock, que casi ni se lo creía, es que entenderlo UN MALDITO AÑO SIN VER A SU AMOR.
Sara para hacerle reaccionar, bajo la intensa mirada de Owen cogío el cigarro que se estaba consumiendo apoyado en el cenicero y le dio una larga calada para luego subirse encima del escritorio con cuidado y acercarse lo suficiente para dejar ir el humo en su cara.
Fue entonces que Owen comprendido que Sara había cambiado mucho tanto por fuera como por dentro y eso de coquetearle era una prueba, ella antes no haría nada de eso.
Owen por fin reacciono mientras Sara se colocaba sentada con las piernas abiertas y los brazos tensados en el borde inclinando su tronco/espalda/parte superior hacia el con una sonrisa.
Owen se levanto quedando a la altura de Sara, bueno superándole unos centímetros de más le cogió su rostro con delicadeza y la beso.
Sus labios bailaban primero a un ritmo dulce que se fue llenando de pasión, pararon un segundo para cojer aire y volvieron a fundirse, pero esta vez las manos de Owen viajaron acariciando la espalda de Sara en el acto hasta la parte alta de sus glúteos (como Sara estaba sentada pues no tenía más donde agarrar) y la empujo juntando más sus cuerpos, juntando su pene contra su ingle. Su pene erecto. Sara gimió y la mano de Owen esta vez viajo por su vientre medio plano por dentro del top y le acaricio uno de los senos. Se sorprendido y excito aún más al notar que le habían crecido bastante.
-Te han crecido los pechos- interrumpió ese beso con lengua para susurrarle en sus labios eso.
-Lo se-susurro Sara volviendo a juntar sus labios.
Su rolex emitió otro pitido indicándole que su hora de descanso había terminado.
Tres toques en la puerta los sobresalto y se Sara se bajo del escritorio.
-Señor, el sr. Wallioch esta aquí para la propuesta.
Sara se imagino que eso sería algo importante, así que empezó a ordenar lo que había desordenado del escritorio al subirse y pasearse por allí.
-Permitanme un momento por favor-dijo exaltado Owen llendo al baño de su despacho a pasarse agua fría por su miembro o se notaría que estaba empinado.
Sara se sentó a un sillón, emocionada porque así vería como trabaja Owen y se podría pasar el rato observándole.
-Adelante- aviso por fin Owen ya más tranquilo aunque sabía que le costaría concentrarse por la presencia de Sara pero por otra parte así podría demostrarle lo bueno que era en esto.