Capítulo 50:
La maldita me apunta con el arma, en sus ojos se ve lo desquiciada que está, no más que yo perra.
-¿Y tú crees que yo voy a creer el cuento que eso trae balas?- bufé.
-¿Quieres porbar?- resopló. Tal vez las traía, tal vez no. Pero miedo era lo que menos tenía.
-Claro, Leigh, Dispara- alcé mis manos. Ella se levantó con ojos furiosos, la niña sólo miraba normal.
-Tú, tú destruíste mi vida, tú y tu hermano- su mano temblaba.
-¿Y qué esperas? ¿Me darás el típico monólogo de villana para dar tiempo que vengan a rescatarme? ¡Díspara, zorra!- me acerqué.
-¡Lo haré enserio!- me amenazó.
-¡¡Te estoy esperando!!- me acerqué.
-¡Aléjate! Voy a dispararte- lagrimas comenzaron a salir de sus ojos.
-Ya te estás tardando- rodé mis ojos.
-¡¡Jane!!- escuché esa voz conocida tras de mí, volteé y era como un sueño. Harry.
-¡Aléjate! ¡Aléjate o le disparo!- le advirtió a Harry. Él alzó sus manos.
-No traigo armas, te prometo que no me acercaré, suéltala- dijo nervioso. Leigh me apuntó con la pistola, luego a él, y luego a mí. Este perra estaba nerviosa y loca.
-Tú ¿Quién eres?- dijo nerviosa.
-Se llama...Harry- dije enfatizando su nombre, Leigh dejó caer el arma. Tomé su brazo y le hice una llave que me había enseñado mi madre en las clases de MMA. Dejándola en el suelo, tomé la pistola, puse mi pie en su pecho y apunté hacia su cabeza. Todo fue en fracciones de segundo, Harry permanecía en shock- Yo no hablo tanto para tirar de un gatillo, Leigh- preparé el martillo del arma, lástima que no es una ametralladora, esas las sé usar muy bien.
-¡Jane, no lo hagas!- pidió Harry- ¡Detente!
Sentí el miedo de Leigh bajo mis pies quien respiraba con dificultad.
-Jane, no me mates. No puedo dejar a mi hija sola- susurraba.
-¿Tu hija? Si quieres la mando al infierno contigo- miré hacia atrás, la niña lloraba- Ven, hija de algún pepino...-no se movía- ¡Ven, estúpida o la mato!- dije sin paciencia. La niña dudó pero se acercó. La tomé del pelo y la tiré al lado de su madre- ¿Quién quiere morir primero?
-Jane, basta. Esta no es la manera- murmuraba Harry.
-Por favor, Jane- suplicaba Leigh.
-¿No me llamaba Leah?- reí, quité mi pie- ¡Levántate!- ordené, ella se levantó inmediatamente.
-Jane, dame el arma- Harry se acercaba.
-¿Qué haces aquí, Li-Sellers?- lo miré- ¿Te gusta mi pistola? No es tan grande como la tuya, la mía si mata- reí malévola.
-Estaba preocupado por tí.
-¿Cómo me encontraste?..¡¡Arrodíllense!!- les ordené. Leigh y Leah se arrodillaron llorando.
-El rastreador en tu teléfono. Dame el arma- se acercaba.
-Reveréncienme ¡Ahora!- solté del gatillo apuntando hacia el cielo, efectivamente traía balas. Leah soltó un grito al escuchar el tiro- No voy a matarte, Leigh. Si quisiera hacerlo ya lo hubiese hecho, yo no soy de hablar y no hacer nada. Pero haz lo que te digo porque me puedo arrepentir. Inclínense- Ellas se inclinaron hacia mí.