Especial 1 parte 2

166 23 8
                                    

Dedicado a: GhostlySorrow

—Hija. —Un gran golpe amenaza en mi pecho, mi respiración es agitada y hasta olvidé ponerme un pantalón formal.

—Hija.—Intento de nuevo, mientras me acerco con más prisa a ella.

Puede sonar raro, pero está sentada en el mismo lugar que se sentó esa vez que vinimos juntos. No responde a mi llamado y me asusto un poco más, sus ojos están cerrados y luce tranquila, está tibia, por mi mente de nuevo pasan toda clase de pensamientos, sus gustos, disgustos, días tristes y felices, por fin recuerdo que desde hace unos años, ya no hay días felices, o atracciones para nuestra familia; sólo son tristezas, amarguras, mis amarguras y el daño que le ocasionaba.

—Papá. —Una voz casi inaudible entra por mis oídos para mi sorpresa. Papá. —Una vez más lo dice y abre sus ojos.

—Mi cielo. —Trato de levántarla para acomodarla en espaldar de la silla que ya estaba desgastada.

—Leíste mis escritos. —Sonríe un poco, pero tose y bota un poco de sangre por la boca, me alarmo.

—¿Qué hiciste? ¿Piensas dejarme en esta situación?. —Limpio sus labios resecos y quebrados, mientras le hablo. —T-tu madre se me fue y no quiero que lo hagas, no fui un buen padre pero por favor perdóname, por favor. 

Estoy repitiendo la misma escena, estoy al borde con mis lágrimas alumbrando cada medio segundo.

—Pa-pá. —Da un pequeño suspiro entre esa pequeña palabra.—Papá, ¿Tra-trajiste lo que te pedí?. —Su voz, esa voz que me llenó de felicidad, está desgastada y cansada.

—Hija, si alcancé a llegar y aún estás viva quiere decir que no pudiste quitarte la vida. —Replico un poco triunfador sobre la situación.

Mi hija se sonríe un poco y puedo notar tristeza, tal vez no un poco, tal vez es mucho, pero nunca aprendí a ver un sentimiento ajeno al mío, hasta ahora.

Ella medita sobre las palabras que le he dicho.

—No papá, no creas que quise esto del todo. —Dice con mucha más dificultad, mientras me entrega un sobre, me parece un poco raro porque tiene el logotipo de nuestra clínica de salud.

—Ábrelo, esta es la carta final. —Lo desliza un poco por la mesa hasta tocar los dedos de mi mano.

Abro el sobre.

Paciente: Angeline De la Vega Gómez.

Edad: 16.

Caso: Tumor cerebral.

No entiendo una sola palabra de lo que dice en ese trozo de papel,¿Mi hija tiene qué?, ¿Desde cuándo? Volteo a mirarla y derrama mucha sangre por su boca.

—Peina mi cabello, por favor. —Resbala una lágrima de sus ojos. —Pon mis joyas, papi.

Me quebranto, ¿esto era lo que querías decirme aquella vez que me llamaste tantas veces?, hija, no te me vayas por favor.

—Hija, no te me vayas por favor. —Pierdo el control y lloro de rodillas frente a ella.

—Papá. —Pausa sus palabras. —Peina mi cabello, por favor.

—Dios. —Me levanto del suelo y me dirijo a ella e inicio la tarea que me ha pedido.

Termino mientras el silencio adorna todo el lugar, ella como siempre rompe con el silencio.

—El anillo, mi collar y mis pendientes, por favor. —No hay expresión alguna en su rostro.

—Si hija. Yo..—Me interrumpe.

—Papá, siempre te voy a amar..y te per.—Escupe sangre. T-te

No te me vayas hija, quédate conmigo. 

—¡Hija!, ¡hija! No responde a mi llamado, la cargo y la pongo en la parte de atrás de mi auto.

¿Tumor cerebral? ¿Qué? ¿Por qué mi hija entre todas? ¿ Por qué mi pilar? Conduzco a gran velocidad mientras recuerdo cada segundo de mi miserable vida y todo lo que le hice.

Mientras conduzco ella abre un poco sus ojos y me entrega una hoja con una dirección.

 —E-ese es el lu-lu-gar. —Musita bajito.

No tengo más opción que dar vuelta al auto y conducir ahora, en dirección opuesta, lo más rápido que puedo.

—¡Ayuda¡ ¡Por favor ayuda!—Tomo a mi hija entre mis brazos y me dirijo a la entrada de la clínica.

Dos doctores un poco jóvenes para su ocupación responden a mi llamado y la ponen en una camilla.

—Ella es An...—El doctor me interrumpe mientras lleva la camilla desde la parte de atrás de esta.

—Sí, Angeline. —Levanta el rostro. —Finalmente usted está aquí. 

No sé porqué, pero noto algo de sarcasmo y falsedad en cada una de sus palabras.

—Mi consultorio es el 421, tome el ascensor y aguarde ahí, tengo que platicar sobre algunas cosas con usted.—Suena autoritario.

Definitivamente no le agrado a este señor.



Hola.. sé que muchos están esperando que finalice la historia, también sé que prometí subir este especial hace mucho, pero esta semana estuve al borde en todos los sentidos: Mi abuela se enfermó y tuve que viajar al otro lado del mundo para visitarla (ok nu), la maldita universidad me tiene harta (y aún no he iniciado), por lo tanto fue muy difícil tratar de concentrarme en culminar esta parte.

Como todos leen y ven, yo no maté a Angeline, ella está enferma y, supongo que muchos ya deben de saber a qué se debe su enfermedad.

Quedan dos especiales más para que esta historia oficialmente termine, así que me pondré en marcha para dar un buen final.

Muchas gracias a todos por leerme..


Gia.


12 Cartas a papá. |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora